Analistas destacan que el desgaste del oficialismo abre paso a una etapa de recomposición institucional y descentralización económica.
Tras las recientes elecciones en Bolivia, las mismas que han significado un cambio histórico, por primera vez en más de dos décadas, el Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales y sus allegados, no logró pasar a una segunda vuelta presidencial, marcando el inicio de un nuevo ciclo político en el país.
Joshua Bellott Sáenz, analista en asuntos económicos y políticos de la República de Bolivia, en entrevista con Radio Onda Azul, enfatizó que, durante más de 20 años, el MAS concentró el poder en el aparato estatal, imponiendo un modelo de centralismo económico y político que, según analistas, dejó como saldo una profunda crisis institucional y financiera.
“Bolivia hereda una economía asfixiada, altos niveles de endeudamiento y un aparato estatal sobredimensionado que limita el desarrollo regional”, dijo.
Asimismo, mencionó que el desgaste del partido oficialista también se evidenció en el voto rural, tradicionalmente su principal bastión electoral. Esta vez, sectores campesinos y populares decidieron respaldar nuevas opciones, reflejando el hartazgo frente a un modelo que, si bien tuvo momentos de bonanza, terminó dividiendo al país y debilitando la confianza ciudadana en la democracia.
Bellott Sáenz resaltó también que este resultado abre la posibilidad de recomponer la institucionalidad y recuperar la estabilidad política. “Lo importante ahora es que el país se libere de viejas prácticas, devuelva competencias a las regiones, descentralice el presupuesto y enfrente la inflación que golpea la economía diaria de las familias bolivianas”, agregó.
Finalmente, mencionó que, con este escenario, Bolivia inicia una etapa distinta, marcada por la expectativa de renovación política y económica, y con la esperanza de dejar atrás las consecuencias de un ciclo que muchos consideran agotado.