Más de 250 familias que perdieron sus viviendas en San Juan de Miraflores temen ser retiradas del terreno siniestrado, mientras las autoridades aún no definen su reubicación ni la propiedad del predio
El drama de los damnificados del incendio en Pamplona Alta, en el distrito limeño de San Juan de Miraflores (SJM), suma un nuevo episodio de incertidumbre. Tras haber perdido sus viviendas y pertenencias en el siniestro que destruyó más de 80 casas, más de 250 personas podrían ser desalojadas del terreno donde vivían desde hace más de una década, debido a que este pertenecería al Ministerio de Educación (Minedu).
El teniente alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, advirtió que existiría una orden de desalojo sobre los predios afectados. “Aparentemente habría una decisión respecto al retiro de las familias del terreno incendiado”, declaró, solicitando al Gobierno no agravar la situación de las víctimas y garantizar una salida humanitaria.
Según información preliminar, el terreno siniestrado formaría parte de un predio administrado por el Minedu, ocupado desde hace más de 10 o 15 años por familias de bajos recursos. La falta de títulos de propiedad y la informalidad urbana complican las gestiones de apoyo y reubicación.
Mientras tanto, los damnificados continúan viviendo en carpas improvisadas y reclaman una mayor presencia de las autoridades. La Municipalidad Metropolitana de Lima y la comuna distrital de San Juan de Miraflores coordinan medidas para ofrecer alternativas de vivienda digna, aunque la indefinición sobre el terreno retrasa cualquier decisión.
El Ministerio Público investiga las causas del incendio, que habría sido provocado por artefactos pirotécnicos. Por su parte, el Ministerio de Educación indicó que evalúa la situación para determinar el destino del predio, pero aún no ha precisado si procederá con el desalojo.
Entre las cenizas, los vecinos tratan de recuperar lo poco que quedó, mientras voluntarios y organizaciones locales continúan recolectando víveres, ropa y materiales para asistir a las familias afectadas, que hoy enfrentan no solo la pérdida de sus hogares, sino también la incertidumbre de no saber si podrán quedarse en el lugar donde vivieron por años.