La institución pionera en educación indígena marcó el rumbo de la enseñanza técnica y agrícola en el altiplano puneño
En una emotiva noche de historia y memoria colectiva, el historiador Baldarrago Tito, proveniente de Arequipa, ofreció una conferencia magistral en la Casa de la Cultura de Puno con motivo del bicentenario de creación de la Granja Taller Escolar de Salcedo, una institución pionera en la educación indígena del país.
El evento se realizó este lunes 11 de noviembre, a las 7:30 p. m., congregando a estudiantes, docentes e investigadores locales, quienes recordaron la trascendencia de esta entidad fundada el 11 de noviembre de 1925 mediante la Ley N.° 5257, como un espacio destinado a la formación técnica y agrícola de niños indígenas de 14 a 16 años bajo régimen de internado.
Los comentaristas René Calsín Anco y Néstor Pilco Contreras, reconocidos investigadores de la región de Puno, acompañaron la ponencia destacando el legado social y educativo de la antigua institución. La Granja Taller Escolar de Salcedo funcionó activamente hasta la década de 1950, cumpliendo un papel crucial en la promoción de la educación técnica, agrícola y moral, especialmente entre la juventud indígena del altiplano.
Según archivos históricos, su modelo combinaba la enseñanza práctica del trabajo en talleres y campos agrícolas con la educación académica, siguiendo los principios del padre José Antonio Encinas, quien impulsó la pedagogía indígena basada en la autosuficiencia, la disciplina y el respeto a la identidad cultural.
Tras su cierre, el legado de la Granja se transformó en las actuales instituciones Instituto de Educación Superior Tecnológico Público “José Antonio Encinas” y la Gran Unidad Escolar “San Juan Bosco”, ambas herederas de su espíritu fundacional.
En la conferencia se resaltó que “La Granja de Salcedo fue una escuela adelantada a su tiempo, que buscó dignificar al niño indígena mediante el trabajo y el conocimiento”, señaló el historiador Baldarrago. La velada cerró con una reflexión sobre la importancia de preservar la memoria de las instituciones que marcaron el desarrollo educativo del sur andino, reafirmando a La Granja como un símbolo de progreso, identidad y justicia social para Puno.