La ocupación hotelera llega a su límite y resurgen temores de un nuevo caos como el registrado en 2025
A menos de tres meses para la Festividad de la Virgen de la Candelaria 2026, Puno vive un escenario inquietante. De acuerdo con el promotor de turismo Luis Salvador Pilco, la ocupación hotelera ha llegado prácticamente al límite: hoteles, hostales, “hostels” y alojamientos Airbnb se encuentran copados o al borde del lleno total, y las cadenas de cuatro y cinco estrellas no serían la excepción. Incluso, alternativas más económicas o informales habrían desaparecido ante la fuerte demanda. Para miles de visitantes, hallar un espacio disponible podría convertirse nuevamente en una tarea casi imposible.
Aunque la Dircetur viene realizando coordinaciones internas y registrando información del movimiento turístico, aún no presenta su plan oficial para este año. Se espera que la institución entregue esta semana una propuesta que permita evitar o al menos reducir los problemas del 2025, cuando la ciudad colapsó por la falta de hospedajes, restaurantes y servicios básicos. Salvador Pilco recordó que en la última edición muchos turistas tuvieron que pernoctar en ciudades cercanas como Juliaca, Chucuito o Juli debido al colapso total de Puno; una alternativa que vuelve a estar sobre la mesa para el 2026.
En medio del entusiasmo del sector privado, persiste una interrogante clave: ¿está Puno verdaderamente lista para recibir a los miles de visitantes que llegarán en febrero? La demanda supera con creces la oferta existente y reaparecen riesgos como las estafas, el alojamiento clandestino y la prestación de servicios deficientes. Con la festividad cada vez más cerca, la ciudad del lago enfrenta el reto de demostrar que puede recibir al mundo sin repetir los errores del pasado.