Un especialista advierte que la modificación de nombres ancestrales borra parte de la identidad cultural del distrito
Durante su exposición en el ciclo de conferencias “Andes, geografía y memoria: un viaje por la toponimia quechua y aimara”, el lingüista e investigador Estanislao Pacompia Cari presentó los resultados de su estudio sobre la toponimia quechua del distrito de Amantani, donde resaltó la importancia de preservar los nombres ancestrales de cerros, pampas y caminos que forman parte del patrimonio cultural del lugar.
Inició explicando que la forma correcta del topónimo es Amantani, sin tilde, pues en quechua las palabras son graves. “Actualmente casi todos lo escriben como Amantaní, pero eso no es correcto”, precisó, y destacó que los nombres de los lugares son parte esencial de la memoria colectiva.
Recordó que en 2015 realizó un registro en la zona, logrando documentar 117 topónimos, aunque estima que haya muchos más. “A los lugareños se les pregunta qué significa un nombre y suelen responder: ‘así siempre decían nuestros abuelos’; se desconoce el sentido de muchos topónimos”, dijo.
Entre las principales amenazas mencionó la castellanización de las pronunciaciones, que modifica la forma original de los nombres y borra la memoria lingüística. Puso como ejemplo el caso del cerro Mach’allata, que suele pronunciarse erróneamente como Machayata. “Estamos tergiversando la pronunciación exacta que deben tener”, advirtió.
Mencionó también que no hay un registro formal ni un proceso de normalización ortográfica, lo que genera dificultades incluso en la administración local. “En obras municipales muchas veces se escriben los nombres según cómo se escuchan, sin respetar su escritura en las lenguas originarias”, indicó.
Finalmente, recordó la siguiente premisa que resume la importancia de este trabajo: “La gente pasa, los nombres quedan”, y exhortó a continuar los estudios para descifrar los topónimos de origen puquina y garantizar que la memoria ancestral de Amantani no se pierda.