Goteras, inseguridad y materiales cuestionados generan indignación entre los comerciantes del mercado Laykakota
El mercado Laykakota atraviesa una situación de profunda indignación tras las recientes granizadas que dejaron al descubierto serias deficiencias en su infraestructura remodelada. Carlos Zapana, presidente del centro de abastos, denunció la presencia de goteras y filtraciones en zonas donde antes no existían problemas, afectando principalmente las secciones de pollo, pescados y otros rubros. Esta situación evidenciaría un presunto uso de materiales inadecuados, pese a una inversión superior al medio millón de soles ejecutada por la Municipalidad Provincial de Puno mediante administración directa.
Los comerciantes, visiblemente perjudicados, alertaron que el agua no solo deteriora sus puestos, sino que también compromete sus productos, generando pérdidas económicas considerables. La intensa granizada incrementó la preocupación al demostrar la fragilidad de una obra que debía garantizar condiciones óptimas para el desarrollo de sus actividades comerciales.
Ante este panorama, Zapana anunció que se gestionará la contratación de un especialista que evalúe la calidad de los materiales utilizados, con el objetivo de determinar responsabilidades y verificar si los trabajos realizados cumplen con los estándares técnicos requeridos. Asimismo, indicó que se remitirá un documento formal a la municipalidad detallando las deficiencias encontradas y exigiendo soluciones inmediatas.
A esta problemática se suma la creciente inseguridad en el mercado, atribuida a la inoperancia del puesto de auxilio rápido, que no estaría realizando rondas ni respondiendo oportunamente frente a actos delictivos. En los últimos días, delincuentes sustrajeron dos cajones y medio de quesos, actuando en grupos organizados que burlan incluso las cámaras de videovigilancia, las cuales carecerían de un monitoreo constante.
Finalmente, el presidente del mercado exhortó al comisario y al general de la Policía a reforzar la presencia policial, ya que, pese a señalarse la existencia de tres efectivos por turno, en la práctica solo se observa uno. Esta situación obliga a los comerciantes a asumir gastos adicionales en seguridad, reflejando una preocupante desprotección y abandono por parte de las autoridades responsables.
