Especialista advierte que los padres temen que el aprendizaje de lenguas originarias afecte el desempeño escolar y la competitividad laboral de sus hijos.
En el marco del 28 de noviembre, fecha oficializada recientemente en el calendario cívico escolar para visibilizar el derecho de los pueblos originarios a aprender en su lengua y desde su cultura y vigencia de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en el Perú, el especialista EIB, Wilfredo Barrientos Quispe, señaló que aún se mantiene el debate si los padres de familia realmente están de acuerdo con este modelo educativo.
Al respectó, el especialista señaló que muchos padres reconocen que el quechua y el aimara son parte esencial de sus raíces ya que enseñar estas lenguas permitiría preservar la identidad de los pueblos y fortalecer el vínculo intergeneracional, e incluso consideran que hablar una lengua originaria puede abrir nuevas oportunidades en turismo, antropología, educación intercultural y gestión pública.
Sin embargo, en la práctica, numerosas familias expresan preocupación porque sus hijos enfrenten dificultades al competir en un mercado laboral que privilegia principalmente el dominio del castellano y el inglés.
“Temen que dedicar tiempo escolar a lenguas originarias reduzca el avance en matemáticas, comunicación o tecnologías, consideradas esenciales para el futuro profesional. Además, en algunas zonas rurales persisten experiencias de discriminación asociadas al uso del quechua o del aimara, lo que influye negativamente en la decisión de los padres”, dijo.
Por lo que mencionó que la pregunta de fondo no es solo si quieren que aprendan quechua o aimara, sino bajo qué condiciones y con qué propósito, “para que la enseñanza sea aceptada y valorada, debe ir acompañada de una política educativa que garantice calidad, continuidad y utilidad real en la vida diaria y profesional de los estudiantes, solo entonces las lenguas originarias podrán tener un lugar firme y deseado en las aulas”, agregó.