¡Alerta ambiental en la UNA Puno! “Han desmantelado ocho años de trabajo ecológico” se han talado áreas verdes y como consecuencia, en solo un año, la universidad se desplomó del tercer al noveno lugar en el ranking nacional de sostenibilidad”, denunció el investigador Ángel Canales.
El docente investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Altiplano (UNA) de Puno, Ángel Canales Gutiérrez, alertó sobre el retroceso en la gestión ambiental universitaria, lo que provocó la caída de la casa superior de estudios del tercer al noveno puesto en el ranking nacional de universidades sostenibles, elaborado por el Ministerio del Ambiente.
Recordó que, durante casi ocho años, mientras estuvo al frente de la Oficina de Gestión Ambiental, se implementaron políticas como la gestión integral de residuos, la política de “cero papeles”, la prohibición de plásticos de un solo uso y campañas permanentes de sensibilización ambiental, gracias a un proyecto financiado por el Ministerio de Educación con cerca de 880 mil soles. Estos esfuerzos posicionaron a la UNA entre las primeras universidades públicas del país en sostenibilidad ambiental.
Sin embargo, señaló que en el último año se redujo drásticamente el presupuesto para gestión ambiental que antes ascendía a 25 mil soles, se paralizaron campañas, no se da tratamiento adecuado a residuos peligrosos y se habría producido tala indiscriminada de árboles dentro del campus universitario, sin reposición ni criterios de armonía ambiental.
Asimismo, cuestionó la actual orientación de las autoridades universitarias, a las que acusó de priorizar la “modernización basada en cemento” en desmedro de las áreas verdes, contradiciendo los principios que debería promover una institución académica.
Según indicó, estas deficiencias explican el descenso en el ranking, ya que el Ministerio del Ambiente evalúa aspectos como presupuesto, actividades ambientales, manejo de residuos, áreas verdes y políticas sostenibles efectivamente aplicadas. Finalmente, el docente expresó su preocupación por la incoherencia entre el discurso ambiental y la práctica institucional, advirtiendo que el debilitamiento de la gestión ambiental afecta no solo la imagen de la universidad, sino también la formación ética y ambiental de los futuros profesionales de la región.