Fernando Chuquipiunta
La llamada sublevación campesina de Wancho Lima, fue registrada por José Carlos Mariátegui, Jorge Basadre, Wilfredo Kapsoli, Manuel Scorza, Pablo Macera, José Tamayo Herrera, Teobaldo Loayza Obando, Augusto Ramos Zambrano y José Luis Rénique. La frondosa documentación data desde la época de los mensajeros, quienes viajaron a Lima para reclamar al presidente Manuel Gonzáles Candamo, acerca de los abusos de los gamonales de Huancané contra los campesinos quechuas y aymaras.
Debido al liderazgo de Carlos Condorena Yujra, llamado también Carlosín Condorena, cuyo verdadero nombre era Carlos Condori Yujra, es que se formó un grupo de personas decididas a acabar con el gamonalismo en el departamento de Puno. Evaristo Corimayhua Carcasi, Mariano Luque Corimayhua, Pedro Nina Cutipa Corimayhua, Melchor Cutipa Luque, Antonio Francisco Luque Luque, Mariano Mercedes Pacco Mamani y Rita Puma, se convirtieron en líderes de un movimiento que, además, se propuso establecer una educación bilingüe, como recuperar las tierras arrebatadas por los gamonales a las comunidades campesinas.
En un principio contaron con la simpatía del presidente Augusto Bernandino Leguía y Salcedo, quien auspiciaba desde el gobierno un indigenismo oficial y subalterno. Los dirigentes de Huancho decidieron entonces, construir una ciudad con los mismos planos urbanos de Lima y le pusieron el nombre de Huancho Lima, capital de la República Aymara Tahuantisuyana y lugar emblemático de la reivindicación de los derechos ciudadanos de la cultura aymara. Construyeron locales para ministerios, escuelas, mercados, calles y avenidas.
Todo estaba decidido para atacar a Huancané y diezmar a la población. Pero ese hecho fue impedido por las lluvias que provocaron que el río Huancané creciera, arrastrando muchas balsas llenas de personas. El domingo 16 de diciembre de 1923, a las 10 de la mañana, muchas personas murieron a causa de las balas de fusiles y ametralladoras, también se produjo un gran incendio de todas las casas de Huancho.
Nunca se supo cuántos muertos hubo. El éxodo fue enrome y ese acontecimiento ha sido registrado magistralmente por el escritor huancaneño José Luis Ayala Olazával, quien ha publicado: Wancho Lima (cronivela), Yo fui canillita de José Carlos Mariátegui. (Auto) biografía de Mariano Larico Yujra (testimonio), Fusilamiento y resurrección de Mariano Paqo (novela corta), Celebración cósmica de Rita Puma (poesía), El presidente Carlos Condorena Yujra (historia) y Saturnino Corimayhua. Testimonio de lucha de un campesino del siglo XX (entrevista).
Además, sin la contribución de Vicente y Julio Mendoza Díaz, Leonidas Cuentas Gamarra, Juan Luis Ayala Loayza, Felipe Sánchez Huanca, Augusto Ramos Zambrano, Leoncio Mamani Coaquira, Julio Volodia Mendoza Aparicio, pero especialmente de José Luis Ayala Olazával, sin duda que se hubiera perdido tanta información histórica. Las nuevas generaciones tienen derecho a conocer el pasado para que no se repitan los mismos errores. Finalmente, no hay pueblo sin historia porque sin ella no es posible, edificar un futuro distinto al oprobioso pasado que se ha vivido.