El obispo de la Diócesis de Puno, monseñor Jorge Pedro Carrión Pavlich, presidió la misa este miércoles de ceniza con el rito de la bendición e imposición de cenizas que se llevó en el altar de la Basílica Menor de la Catedral de Puno. La celebración eucarística se desarrolló sin público, debido a las diversas medidas restrictivas dispuestas por el Gobierno para contener la pandemia del coronavirus.
En su homilía, el obispo de Puno, recordó que la Cuaresma es un tiempo de reflexión y penitencia. Explicó que como signo de penitencia esta la ceniza, “la imposición de la ceniza es un símbolo de desprendimiento, dolor y esperanza”, indicó.
También, señaló que la ceniza no sólo es signo de desprendimiento, sino también, es un signo que nos recuerda que somos polvo y volveremos a ser polvo. Enfatizó que con todas las simbologías, la cuaresma es un tiempo de volver a lo esencial y fundamental de la vida.
Recordó que la cuaresma es un tiempo donde nos invita a preguntarnos dónde está nuestra fe. Insistió que en un tiempo para madurar en nuestra fe, “es importante que nosotros confiemos en Cristo y nos fiemos de su palabra, eso es fe”, expresó.
Finalmente, recodó que la cuaresma es un tiempo de gracia y reencuentro con nosotros mismos, “que la gracia de Dios nos acompañe en todo este tiempo”, indicó. También, invitó a los feligreses a contemplar la cruz y el misterio del amor de Dios, a través de la oración y sus abstenciones. Agregó que estas acciones se realizan no para que se fije el mundo, sino para que lo acoja Dios.