El Perú cuenta con cuatro Zonas Económicas Especiales (ZED): Zofratacna, en Tacna; ZED Paita, en Piura; ZED Ilo, en Moquegua, y ZED Matarani, en Arequipa. Son espacios geográficos que surgieron con la idea de ser un instrumento de atracción de inversiones, fomento de exportaciones, creación de encadenamientos productivos y generación de empleos formales. Para lograrlo, cada zona tiene regímenes tributarios y aduaneros especiales distintos al resto del país.
El 4 de agosto, se publicó la Ley 31543, que modifica la Ley de zona franca y comercial de Tacna. Este cambio permite a las personas adquirir productos de Zofratacna vía comercio electrónico, libre de impuestos. Es decir, sin cargo por impuestos de promoción municipal, impuesto selectivo al consumo e impuesto general a la venta (solo se incluye el impuesto a la renta). Además, esta Ley sería hasta el 31 de diciembre de 2027.
Cabe mencionar que, la aprobación de la respectiva ley se dio a pesar de la opinión negativa del Ministerio de Economía y Finanzas. Esta institución explicó que, más allá del efecto en la recaudación, se generaría competencia desleal y desincentivaría el turismo al departamento. Por un lado, la competencia desleal se demostraría ante las demás industrias que no tienen similares preferencias tributarias; por el otro, ante una disminución del turismo, habría un efecto en la cadena comercial que componen los restaurantes, hoteles, servicios turísticos, entre otros.
Más allá de las interrogantes a esta norma, nos preguntamos si las zonas francas han cumplido con el fin por el que fueron creadas. Es decir, ¿ayudaron al desarrollo de actividades productivas, mejorado el empleo, exportación e industria como para ser merecedoras de mayores preferencias? Estas son algunas cifras:
De acuerdo con información de la SUNAT, las exportaciones de las zonas francas en nuestro país en 2021 consiguieron los US$ 25.7 millones, lo que simboliza el 0.04% del total exportado. En la última década, esta aportación fue mínima, sin tendencia al incremento o el posicionamiento dentro del total de envíos al exterior. Esto a pesar que, según la Organización Mundial de Zonas Francas, las experiencias económicas más exitosas en torno a estas áreas se han demostrado en países en desarrollo que siguen una estrategia orientada a las exportaciones.
Así mismo, al evaluar las cifras de empleo en las zonas francas, como porcentaje del empleo total, el país aún se encuentra rezagado. Mientras que, en Colombia o Chile, esta participación es de alrededor del 0.2%, en el Perú alcanzó el 0.02%, en 2019, según la Asociación de Zonas Francas para las Américas.
En Tacna, cabe mencionar que es la zona franca que agrupa mayor cantidad de empresas situadas, con el 57% del total a nivel nacional. Pero ¿cuál fue el desempeño a lo largo de los años?
Al evaluar cifras de empleo, de acuerdo al último reporte de Desempeño del mercado laboral peruano, la población ocupada de Tacna logró un total de 182,100 en 2021, lo que constituye el 1.1% del total del país. Entre 2004 y 2021, aumentó a un 18%, mientras que a nivel nacional se incrementó un 31%; también, su intervención en el Perú se ha mantenido alrededor del 1%. Sin embargo, el empleo informal, que en muchos casos es precario, no ha mostrado signos de mejora en el departamento. En 2008, alcanzaba el 72.3%, para pasar a un 72.8% en 2019 (prepandemia) y a un 77.9% en 2021.
Además, de acuerdo con estimaciones de la SUNAT, en 2018, Zofratacna concentró el 19% del contrabando a nivel nacional. ¿Se está trabajando para enfrentar este problema de índole estructural, sobre todo en las zonas fronterizas del país?
En este contexto, los números indican que estamos lejos de conseguir el objetivo por el que nacieron las zonas especiales como políticas de desarrollo económico en el Perú. En comparación con países vecinos como Colombia, competidor directo en algunos sectores productivos, donde la inversión extranjera en zonas francas representa el 13% del total del país. O Uruguay, donde las exportaciones desde zonas francas alcanzaron el 31% del total exportado y se estimó que, por cada dólar exonerado, se generaron casi seis dólares más entre 2014 y 2019, según el informe del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social de dicho país.
Más allá de aumentar las preferencias tributarias, se debería impulsar la competitividad de las zonas a través del mejoramiento de la infraestructura, modernización de puertos, concesiones portuarias para mejorar la conectividad, construcción de capacidades comerciales, entre otras acciones. Además, se debería facilitar el acceso a información continua y actualizada de estas zonas especiales, con el fin de tener una evaluación más certera de su desempeño en términos de montos de inversiones, generación de empleo, número de empresas en operación, etc.
Las zonas fronterizas tienen un gran potencial para promover la productividad y competitividad del país; sin embargo, eso no se conseguirá si no contamos con un régimen eficaz que promueva las inversiones.