Las hermanas del instituto parroquia Santa, manifestaron que, al decidir ser siervas del Señor, la recompensa es la paz y la alegría.
A través del programa Participación Ciudadana, el sacerdote de la Diócesis San Carlos Borromeo de Puno, Carlos Miguel Mestanza, en compañía de las hermanas Gabriela Días y Betsi Guerra, del Instituto parroquia Santa, se refirieron a la decisión de avocar sus vidas a Dios, en este sentido señalaron que, para el caso de una mujer, tomar la decisión de ser siervas del Señor, representa aceptar que se ha nacido para este maravilloso plan.
La vocación es un proceso
Así mismo, resaltaron que la vocación es un proceso y una decisión si la persona decide realmente seguir este camino del servicio a Dios, la recompensa es la paz y la alegría que se siente cuando se hace algo para agradar a Dios a través de las obras en beneficio de las personas que necesitan de una monja.
“Dios va armando las cosas, y cada proceso que vive una persona para decidir este camino se va dando poco a poco, pero los tiempos de nuestro señor son perfectos, y también tenemos que resaltar que el ser monja es también una decisión de entregar nuestras vidas en beneficio de otras personas, y esa es nuestra importante tarea terrenal”, refirieron.
