En las últimas décadas se han dado serias y fuertes críticas a la colonización mental occidental, hecho que aperturó la reflexión a nuevas fuentes del conocimiento filosófico, uno de ellos la filosofía andina.
Por: José Calisaya
En las últimas décadas se han dado serias y fuertes críticas a la colonización mental occidental (europea), que encontramos en los contenidos de la Educación Básica Regular EBR y superior ESP peruano, hecho que aperturó la reflexión a nuevas fuentes del conocimiento filosófico, siendo uno de ellos la filosofía andina, que despertó cuestionamientos en su génesis y desarrollo. La postura de Josef Estermann tomó fuerza al plantear la independización y desprendimiento del eurocentrismo y las doctrinas coloniales instauradas por las políticas educativas alienantes. (Estermann Filosofía Andina. Estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina).
Josef Estermann, inicia la mirada explorativa a la filosofía andina y sus representantes en el Perú precolombino, y hace referencia a: Inca Garcilaso de la Vega y los cronistas Martín de Murúa y Guamán Poma de Ayala quienes a comienzos del siglo XVII describen a los filósofos inkaikos. Tanto Los Comentarios Reales de 1609 hablan de los “amautas filósofos”, como la Historia del origen y genealogía de los Reyes Incas del Perú de 1613, hace mención a los “filósofos adivinos o Guacácue”, así mismo, la Nueva Crónica y buen gobierno de 1613, menciona al sabio amauta Juan Yunpa. Las argumentaciones tienen marcadas diferencias; Garcilaso plantea la existencia de los “sabios o amautas Incas y filósofos” que perseguian demostrar la existencia de la razón entre los incas civilizadores; en cambio Murúa se limita a la constatación descriptiva sin mayores avances teorizantes; y por su parte, Guamán Poma nos presenta al filósofo Juan Yunpa en medio de un plan de gobierno indígena, que señala a los españoles como raza corrupta, no cree en los incas sino en el mundo nativo.
Estos planteamientos aperturaban los debates entre los intelectuales de la década de 1930 a 1950, se retoma con mayor énfasis en 1980 y 90, siendo resaltante lo de Antero Peralta y Tamayo Herrera, y con ellos todo el movimiento filosófico nativista en adelante, que fortalece la tesis de la teoría de la igualdad cristiana y la escolástica liberal –quienes eran partidarios de la existencia no solo de un ánima racional en los nativos, sino que además, asumen el legado garcilasista de que la capacidad racional del indígena conduce hacia el reconocimiento de tener una filosofía propia. las posiciones favorables a la existencia de una filosofía precolombina han trascendido los presupuestos de la filosofía occiental, instituyendo la reconceptualización de lo andino, el mito y el logos humano, conceptos que sintetizan y justifican el pensamiento favorable a la teoría de una filosofía precolombina.
El tiempo mostró su sabiduría, se fortalecieron las corrientes nativistas, culturalistas y comunitaristas del filosofar andino, y dejan en segundo plano las posiciones eurocéntricas, porque en el fragor del debate, la filosofía occidental tiene un papel periférico. El estudio de la filosofía andina marcó su hito en la primera mitad de la década del 90; fue en el IV Congreso Nacional de Filosofía realizado en Arequipa, donde se reabre el debate pendiente desde 1965; surgen publicaciones de las corrientes filosóficas, que expresa una firme voluntad de investigación original y meditación autónoma. De esta forma tenemos: El nativismo dialéctico de Juvenal Pacheco Farfán; el nativismo individualizador de Mazzi Huaycucho; el nativismo cosmogónico de Víctor Díaz Guzmán; el nativismo liberacionista de Ladislao Cuéllar. Con mayor fuerza aparece la Filosofía Andina Independiente que plantea el comunitarismo antioccidental de Luis E. Alvizuri; el comunitarismo idiomático de Odilón Guillén Fuentes; el culturalismo perifilosófico de Gustavo Flores Quelopana, el culturalismo intercultural de Paucca y el nativismo ecológico de Máximo Grillo.
Desde la región Puno, descolla el pensamiento ideológico de Gamaliel Churata con sus obras: El pez de oro (1957) y Resurrección de los muertos (2010), elaborado sobre el tejido textual complejo en cuyo fondo se contrastan varias propuestas culturales de lógica, estética y filosofía. Es considerado por sus pares como gran pensador y subversivo semántico, porque plantea la tésis de la descolonización de la herencia cultural occidental, abogando por un lenguaje y pensar andino, que cuestiona la historia del pensamiento occidental y su relación con los grandes enigmas y sabidurías culturales andinos. La postura de Gamaliel rompe con la definición monocultural de filosofía de Occidente, planteando el ultraorbismo desde el seno del conocimiento andino; el ideario de Gamaliel ha trascendido los planteamientos aristotélicos que reconceptualiza lo andino, el mito y el logos humano, que hoy en día, configuran los nuevos conceptos que sintetizan las novísimas concepciones que presiden la justificación la teoría de una filosofía precolombina.
El avance de la filosofía andina contribuye a corregir los raquitismos y carestías de nuestro filosofar nacional, los cuales son -como lo señalaba Salazar Bondy- efectos sintomáticos de una falla profunda que afecta a nuestra cultura y sociedad en su conjunto, que requiere de un cambio desde la currícula nacional de la EBR y Eduación Superior.
El avance de la filosofía andina contribuye a corregir los raquitismos y carestías de nuestro filosofar nacional, los cuales son -como lo señalaba Salazar Bondy- efectos sintomáticos de una falla profunda que afecta a nuestra cultura y sociedad en su conjunto, que requiere de un cambio en la currícula nacional. Ejemplo de este cambio y trasformación es la Universidad Soas de Londres, que ha lanzado una iniciativa para modificar su plan de estudios en filosofía y promueven un enfoque más inclusivo a fin de reducir la enseñanza “colonial” centradas en pensadores occidentales (Sócrates, Platón y Aristóteles), erroneamente considerados como los padres de la filosofía. La iniciativa incide en diversificar la enseñanza de la filosofía incorporando perspectivas filosóficas de África, Asia, Medio Oriente y América Latina.
Entre los que destacan Confucio, así como Nishida Kitaro, que plantea una filósofa japonesa que desafía el eurocentrismo, y Uma Narayan, una académica feminista indio-estadounidense. Además, aparecen trabajos del filósofo ghanés Kwasi Wiredu y de la maestra nigeriana Nkiru Nzegwu, especialista en género – investigadora de la cultura Nigeriana.