El alferado y su familia se muestran agradecidos con la Virgen de la Candelaria al cumplir su sueño de servirla después de 11 años
La mañana de ayer se cumplió con la última misa del triduo de la octava en honor a la Santísima Virgen de la Candelaria. En esta celebración eucarística se bendijo el manto que vestirá la Virgen y sus ángeles en la misa de fiesta programada para el viernes 7 de febrero. El alferado de la octava, Eloy Quispe Villalta, mostró su gratitud con Dios y la Virgen María por la oportunidad de servirlos. Recordó que, como familia, tuvieron que esperar 11 años para pasar la fiesta central.
Quispe Villalta dijo que su fe y devoción a la Virgen de la Candelaria viene desde niño: “Tengo mucha fe y todas las ganas del mundo hacia nuestra madre. Siempre fui devoto, pero nunca pensé servirla, pero hoy estamos a sus pies, a los pies de nuestra patrona”, dijo el alferado, quien también pidió por la salud de su familia y del mundo.
“11 años de espera y hoy estoy feliz de servir a la Virgen. Gracias por esta oportunidad, yo lo hago con mucha fe”, dijo la alferada Simona Aquino. Manifestó que su fe y devoción a la Virgen de la Candelaria viene de familia: “Hoy simplemente pido para mi familia y para todos los fieles devotos bendiciones, paz y mucha salud”, expresó.
La familia Quispe Aquino está compuesta por cinco hermanos. La mayor de las hermanas, Vanessa, dijo que todas las acciones las hacen con mucha fe, devoción y respeto hacia la Virgen de la Candelaria. “El manto de la Virgen ha sido elaborado con el aporte de varias familias y de la misma hermandad. En este manto prevalece el azul eléctrico con bordados dorados, y los ángeles vestirán vestidos de color verde, entre otras características”, indicó la hermana mayor de la familia.
