El Cardenal Castillo renuncia al cumplir los 75 años, pero su sucesión en Lima podría depender de la salud del Papa Francisco
El viernes 28 de febrero, el Cardenal Carlos Castillo Mattasoglio presentó su renuncia como arzobispo de Lima, conforme al Código de Derecho Canónico, que establece que todos los obispos y arzobispos deben ofrecer su renuncia al cumplir los 75 años. Aunque Castillo presentó su renuncia, el Papa Francisco no está obligado a aceptarla de inmediato, lo que significa que el cardenal podría seguir en su puesto por algún tiempo más, según la decisión del Papa.
Carlos Castillo fue nombrado cardenal en 2019 por el Papa Francisco, en sustitución de Juan Luis Cipriani. Durante su gestión, ha sido reconocido por su enfoque pastoral enfocado en la justicia social y el acercamiento de la Iglesia a los sectores más vulnerables.
El proceso de selección del nuevo arzobispo de Lima dependerá directamente del Papa Francisco, quien evaluará a los posibles candidatos. Para ser elegido, el nuevo arzobispo debe ser mayor de 35 años, sacerdote ordenado, y contar con las cualidades pastorales y teológicas adecuadas para guiar la arquidiócesis. Sin embargo, la situación de salud del Papa podría retrasar tanto la aceptación de la renuncia como el nombramiento de su sucesor.
En un contexto relacionado, el Papa Francisco, de 88 años, fue hospitalizado el 28 de febrero debido a una crisis respiratoria vinculada a una neumonía bilateral. El Papa fue sometido a un procedimiento de ventilación mecánica y se encuentra en condición estable, aunque su pronóstico sigue siendo reservado. Este incidente ha generado preocupaciones sobre su capacidad para seguir ejerciendo su cargo.
Mientras tanto, el Cardenal Carlos Castillo continúa desempeñando sus funciones como arzobispo de Lima hasta que el Vaticano decida sobre su sucesión. La atención ahora está centrada no solo en la renuncia de Castillo, sino en cómo se resolverán las cuestiones de liderazgo dentro de la Iglesia, en medio de los desafíos de salud del Papa Francisco.