Más de 100 personas murieron en bombardeos nocturnos. El último hospital en el norte quedó fuera de servicio. Mientras tanto, las conversaciones por un alto el fuego se complican
Una nueva operación terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), denominada “Carros de Gedeón”, se desarrolla en el norte y sur de Gaza desde el domingo, acompañada por una campaña aérea que ha dejado más de 100 muertos en una sola noche, según autoridades palestinas. Esta escalada ocurre mientras mediadores internacionales, liderados por Qatar, Egipto y Estados Unidos, intentan reactivar las conversaciones de alto el fuego.
Los ataques han afectado incluso al último hospital operativo en el norte de Gaza, el Hospital Indonesio, dejándolo fuera de servicio tras intensas explosiones que interrumpieron el suministro de oxígeno para pacientes críticos. Según el Ministerio de Salud palestino, todos los hospitales públicos del norte están fuera de servicio.
Pese a la devastación, Hamas e Israel retomaron conversaciones indirectas en Doha. Sin embargo, los mensajes contradictorios dentro de Hamas y la exigencia de Israel de rendición incondicional hacen que un acuerdo parezca aún lejano.
Israel ha dicho que estaría dispuesto a detener la guerra si Hamas se rinde, pero el grupo militante exige un cese definitivo de hostilidades con garantías internacionales para liberar a los rehenes. Las tensiones aumentaron cuando se difundió y luego se desmintió que Hamas proponía liberar hasta nueve rehenes a cambio de un alto el fuego de 60 días y la excarcelación de 300 palestinos.
“El hospital está completamente asediado”
El doctor Marwan Al-Sultan, director del Hospital Indonesio, informó a la organización Medical Aid for Palestinians (MAP) que su centro fue blanco directo de los bombardeos. La unidad de cuidados intensivos quedó inutilizada, sin acceso a suministros ni posibilidad de evacuación. El hospital Al-Awda también sufrió graves daños.
La ONU ha advertido que los civiles son los más afectados, y que más de 300 personas murieron y más de 1.000 resultaron heridas desde el jueves. Familias enteras han muerto mientras dormían en campamentos de desplazados.
Riesgo de hambruna y ayuda internacional bajo presión
Israel anunció que permitirá la entrada de una cantidad mínima de alimentos al enclave para evitar una crisis humanitaria mayor. La medida fue celebrada por la Fundación Humanitaria de Gaza (FGH), respaldada por EE.UU., aunque también ha sido criticada por limitar la distribución al sur y centro del enclave, lo que podría fomentar el desplazamiento forzado del norte.
Más de 2,1 millones de personas enfrentan riesgo de hambruna. El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, criticó la entrada de ayuda, diciendo que esto “impulsaría a Hamas”.
Desde el inicio del conflicto, tras los ataques del 7 de octubre de 2023, más de 53.000 personas han muerto, la mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud palestino.
Un alto el fuego, aún incierto
El expresidente estadounidense Donald Trump, actualmente de visita en Medio Oriente, ha intervenido indirectamente en las negociaciones, sin visitar Israel. Desde Doha, propuso convertir Gaza en una “zona de libertad” y prometió que EE.UU. “se encargará de la situación humanitaria”.
A pesar de las negociaciones, el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas en Israel ha criticado la operación militar actual, asegurando que pone en riesgo a los cautivos. “Cada bombardeo aumenta el peligro”, afirmó Hagai Levine, jefe del equipo de salud del foro.
Mientras las bombas continúan cayendo, la esperanza de paz se tambalea entre los escombros de Gaza.