Especialistas advierten que regiones vecinas podrían apropiarse del nombre si no se formaliza la certificación; la desarticulación local y la falta de apoyo técnico agravan la situación.
A pesar del reciente reconocimiento nacional obtenido en el III Salón del Queso Peruano, donde la región de Puno se alzó con medallas de oro y plata por sus quesos tipo Paria y andino, el futuro del emblemático queso puneño está en peligro. Según alertó el gerente de la empresa Incaruperú y catador certificado, Rosner Iván Ruiz Ruiz, quien refirió que si no se concreta pronto la denominación de origen (DO) del queso Paria, la región podría perder este valioso patrimonio agroalimentario en manos de otras regiones o países vecinos.
“Estamos en un punto crítico. Si no actuamos ahora con unidad, organización y respaldo técnico, corremos el riesgo real de que el queso Paria sea registrado por otras zonas como Arequipa, Cusco o incluso Bolivia”, señaló.
Explicó que, aunque Puno es la cuna del queso tipo Paria, sin embargo, la falta de certificación oficial permite que productores de otras regiones comercialicen este queso bajo la misma denominación, sin cumplir con las condiciones geográficas y culturales originales. En mercados de Lima, por ejemplo, se etiqueta como “queso Paria de Puno” a productos provenientes de otras regiones, aprovechando la reputación construida por los productores puneños.
“La denominación de origen no es solo un nombre. Es un derecho legítimo que asegura que el producto se elabora bajo condiciones geográficas, climáticas y culturales únicas. Eso solo ocurre aquí, en Puno, a casi 4,000 metros sobre el nivel del mar”, enfatizó Ruiz.
Uno de los principales obstáculos, según el especialista, es la falta de articulación entre productores, autoridades y entidades técnicas. A diferencia de otras regiones como Cajamarca, donde existe una federación de ganaderos que gestiona colectivamente la industria quesera, en Puno cada provincia defiende su producto de forma aislada.
Además, programas clave como Pradera y Proleche, que antes impulsaban la cadena láctea en la región, se encuentran actualmente desactivados, dejando a los productores sin el soporte necesario para formalizar, estandarizar y certificar su producción.