Los cuerpos entregados a sus familiares forman parte de los 50 cadáveres que fueron hallados el 22 de agosto de 1984
Los restos óseos corresponden a los ciudadanos Alejandro Araujo Cabezas, Germán Santiago Huamán, Marcelino Quispe Rojas, Toribio Huachaca Quispe, Víctor Manuel Cruz Curo, Mariano Mancilla Muñoz, Julián Cunto Chocce, Romualdo Quispe Ramos, Alejandro Gutiérrez Taipe, Gregorio Ñaupari Ramos y Erasmo Oré Soto;
En esa línea, la Primera Fiscalía Penal Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Ayacucho hizo la entrega y restitución digna de los restos óseos y elementos asociados de 11 víctimas del caso ‘Pucayacu’, como parte de la reparación integral de víctimas de la época de violencia que vivió el país.
Este acto que tuvo como objetivo dar cabal cumplimiento a la atención a las víctimas de casos de graves violaciones de derechos humanos, contó con la participación de la coordinadora nacional de las Fiscalías Especializadas en Derechos Humanos e Interculturalidad, Raquel Cárdenas Manrique; el jefe del Instituto de Medicina Legal, Raphael Anaya Caldas; y el representante de la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Ministerio de Justicia, José Coloma Marquina.
Los cuerpos entregados a sus familiares forman parte de los 50 cadáveres que fueron hallados, el 22 de agosto de 1984, en la zona denominada Pucayacu, provincia de Huanta, departamento de Ayacucho; que se encontraban distribuidos en cuatro fosas, luego de su hallazgo, fueron llevados al Hospital de Huanta donde se les efectuó la necropsia de ley y, posteriormente, fueron enterrados en dos fosas del cementerio general de Huanta sin haber sido identificados plenamente.
En el año 2009, cuando el EFE realizó la intervención forense arqueológica en el citado camposanto donde se recuperaron los cuerpos y desde el año 2016 vienen siendo identificados y restituidos.
Estas personas habrían sido detenidas en la comunidad alto andina San Antonio de Culluchaca, entre julio y agosto de 1984, y detenidas por los miembros de la Marina de Guerra del Perú; quienes los habrían ultimado tras sindicarlos como terroristas, según la investigación fiscal.
Tras el término del acto de restitución, los ataúdes fueron conducidos, por sus familiares y las autoridades presentes, mediante un cortejo fúnebre, alrededor del parque central de Huanta. Luego fueron trasladados a las localidades, solicitadas por sus parientes, donde recibirán una digna sepultura.
Fuente: Agencia Andina