Durante la Misa y Te Deum por Fiestas Patrias, el arzobispo de Lima criticó la indiferencia de las élites políticas y pidió atender los reclamos populares con justicia y humildad.
Durante su homilía por Fiestas Patrias, el cardenal Carlos Castillo lanzó una dura crítica contra la clase dirigente del país, señalando que “una amplia capa de dirigencia nacional vive a espaldas de la mayoría y solo ve su propio interés”. En presencia de las más altas autoridades del Estado, el arzobispo de Lima lamentó que el espíritu mafioso y la indiferencia egoísta hayan contaminado los corazones de muchos, alejándolos del verdadero servicio al pueblo. Además, evocó los primeros días de la república para recordar que la democracia nació desde el pueblo y no desde los poderes autoritarios.
Castillo insistió en que los reclamos sociales no deben ser vistos como actos de sedición, sino como gritos de justicia por parte de un pueblo que aún cree en la promesa republicana. «Nuestro pueblo no calla porque es un pueblo digno«, afirmó, subrayando que la anarquía no surge de las protestas populares, sino de la falta de atención, justicia y equidad por parte de quienes gobiernan. En ese sentido, exhortó a toda la dirigencia —incluso a la eclesial— a hacer un examen de conciencia y abandonar actitudes que perpetúan la exclusión y la desigualdad.
Finalmente, el cardenal advirtió sobre el riesgo de que algunos funcionarios olviden sus raíces y orígenes provincianos al asumir el poder. Aunque valoró las reformas que se intentan desde ciertos sectores del Estado, remarcó que estas no serán efectivas si no van acompañadas de un espíritu de humildad, reconocimiento de errores y compromiso real con el bien común. “Toda nuestra diversidad es para servir y hermanar, si no queremos autodestruirnos”, concluyó.