Vendedores del Jr. Titicaca y puerto muelle denunciaron falta de comunicación y cambios inesperados que afectaron sus ventas durante la tradicional feria
Durante la tarde, comerciantes del Jr. Titicaca y puerto muelle mostraron su molestia por la desorganización y los cambios no anunciados en la tradicional feria de productos naturales. Desde tempranas horas de la mañana, los vendedores provenientes de las islas de los Uros y de diversas zonas del altiplano se instalaron con esfuerzo para ofrecer sus productos, pero señalaron que la falta de comunicación y el desorden generaron confusión y afectaron sus ventas.
“No hay venta, no está bien organizado. Manco Cápac tenía que salir por acá, nos mandan de un lado a otro y la gente no sabe dónde está la feria”, manifestó una comerciante que llegó desde la isla Llachupunku, quien, como cada año, participa ofreciendo productos autóctonos. “En años anteriores todo era más ordenado. Esta vez nadie nos avisó nada. Queremos que para el próximo año haya más organización”, agregó, visiblemente fastidiada mientras atendía a pocos clientes en su puesto.
Entre los productos que se exhiben destacan los pescados mauri, carachi, pejerrey y trucha, además del tradicional “chullu” o plátano andino, los huevos de pana, choca y tiquicho, y el kankacho de pescado, preparado en hornos artesanales de piedra. Todo ello se ofrece a precios cómodos, buscando atraer tanto a pobladores locales como a visitantes nacionales e internacionales que llegan por las festividades puneñas.
No obstante, los comerciantes denunciaron que, al intentar trasladarse hacia la zona de San José Huaje, fueron impedidos de vender con el argumento de que no se permitiría la presencia de comerciantes, situación que causó dispersión de visitantes y una marcada disminución de las ventas. Algunos incluso afirmaron que desconocían la ubicación exacta de la feria principal, lo que generó desconcierto entre los asistentes.
Asimismo, transportistas que circulaban por el barrio San José Huaje reportaron congestión vehicular y desorden debido al cierre improvisado de calles sin previo aviso. Los vendedores exigieron a los organizadores mejorar la planificación y comunicación para futuras ediciones, asegurando que esta feria, que representa la identidad cultural del pueblo, no puede verse empañada por la falta de coordinación.