Rondas campesinas protagonizan impactante protesta durante el sepelio, mientras familiares claman por una condena ejemplar al presunto asesino
Macusani, Puno. La provincia de Carabaya se encuentra sumida en la indignación y el dolor tras el feminicidio de Zarela Peralta Solórzano, una joven de 22 años que fue hallada sin vida después de 22 días de desaparición. El pueblo se movilizó en una emotiva manifestación durante el sepelio de la víctima, exigiendo justicia por este crimen atroz.
Las rondas campesinas de la zona, como muestra de su enojo y rechazo al asesinato, organizaron una impactante protesta. En un acto simbólico, Israel Quispe Lucaña, el enamorado y principal sospechoso del feminicidio, fue forzado a caminar descalzo, atado con una cuerda y portando un cartel que lo señalaba como el presunto asesino. Este acto estuvo protegido por un fuerte cordón de seguridad de las rondas campesinas, quienes aseguraron el orden durante la manifestación.
Mientras tanto, en la plaza de armas de Macusani, los familiares de Zarela, visiblemente afectados por la tragedia, acompañaron el cortejo fúnebre de la joven hacia el cementerio local. Durante el recorrido, exigieron la pronta resolución del caso y pidieron que se apliquen las máximas penas para el responsable, específicamente la cadena perpetua.
La noticia ha causado una ola de conmoción en la comunidad, destacando el papel fundamental de las rondas campesinas como actores clave en la lucha por justicia en zonas rurales. Sin embargo, este hecho también ha abierto un debate sobre los límites de las acciones de las rondas y el respeto al debido proceso legal, que se ve desafiado por la acción extrajudicial tomada por los pobladores.
El caso de Zarela Peralta ha reavivado la discusión sobre la violencia de género en el país y la necesidad de tomar medidas más firmes para prevenir y sancionar los feminicidios. La población espera que las autoridades avancen rápidamente en las investigaciones y logren que el caso no quede impune.
