Las operaciones de rescate continúan en medio de réplicas sísmicas, mientras la comunidad internacional envía ayuda a las zonas afectadas
El número de víctimas y daños causados por el devastador terremoto que sacudió el este de Afganistán el pasado lunes ha aumentado de forma alarmante. Según los últimos informes oficiales del portavoz adjunto de los talibanes, el balance provisional de víctimas asciende a 1.457 muertos y 3.394 heridos. Además, más de 6.700 viviendas han sido destruidas en las zonas más afectadas. El terremoto, de magnitud 6,0, ha sido uno de los más fuertes y destructivos en el país en los últimos años.
Las operaciones de rescate continúan, con equipos especializados que han sido enviados desde diferentes países, como India, para apoyar los esfuerzos locales. Las autoridades afganas y los equipos de rescate trabajan incansablemente para localizar a las personas atrapadas bajo los escombros y proporcionar atención médica urgente a los heridos. Además, se han abierto las principales carreteras hacia las zonas afectadas, lo que facilita el acceso a la ayuda humanitaria.
La situación en el terreno sigue siendo crítica, ya que continúan las réplicas sísmicas en algunas áreas. A pesar de esto, los talibanes han afirmado que «todos los departamentos gubernamentales y la población local están colaborando para hacer frente a esta tragedia». La ayuda internacional está llegando a Afganistán, con la participación de organismos internacionales y ONGs, que ya están proporcionando apoyo logístico, médico y humanitario.
Este desastre llega en un momento de gran vulnerabilidad para Afganistán, que aún lidia con los efectos de décadas de conflicto armado y una profunda crisis económica. El país necesita más que nunca la solidaridad global para afrontar los desafíos que trae consigo esta nueva catástrofe.
