El histórico buque Yavarí abrirá sus puertas a turistas durante Fiestas Patrias en Puno


Histórico buque Yavarí
Histórico buque Yavarí

Construido en 1868 y traído desde Inglaterra, el Yavarí es hoy un museo flotante que preserva la historia naval del lago Titicaca y recibirá visitantes nacionales y extranjeros en los feriados patrios.

Máximo Flores Flores, capitán del buque Yavarí, invita a los ciudadanos de Puno a visitar esta histórica embarcación durante los feriados por Fiestas Patrias. El Yavarí, una de las riquezas de la ciudad, ha navegado el lago Titicaca por décadas y representa un valioso patrimonio cultural.

Conto que, el buque Yavarí, que data de 1868, fue originalmente una cañonera de guerra traída desde Inglaterra junto con otra embarcación, el Yapura, durante el gobierno de Ramón Castilla. Su objetivo era resguardar la seguridad del lago Titicaca. Su diseño fue exclusivo para permitir su traslado y ensamblaje a más de 3800 metros de altitud, en el lago Titicaca.

Preciso, que su traslado se había programado para unos seis meses, pero debido a los conflictos entre Chile, Bolivia y Perú, se demoró aproximadamente un par de años. Además, durante el proceso se perdieron dos ingenieros: uno fue enterrado en la Isla Esteves y el otro en el Cementerio Central de Puno. El armado tomó alrededor de dos años, y finalmente la embarcación ingresó al lago Titicaca en las fiestas navideñas del año 1870.

Agrego, que las naves fueron transportadas a la región de Puno utilizando mulas, ya que los trenes no llegaron al sur del país sino hasta aproximadamente 1876. Por ello, el traslado de estas dos embarcaciones Yavarí y al Yapura, fue especialmente sacrificado, ya que las embarcaciones que llegaron después, fueron trasladadas en trenes.

Asimismo, desde el gobierno central se había previsto la destrucción de una nave de la Marina de Guerra del Perú en la pampa de Taquile. Sin embargo, durante el primer gobierno de Alan García, la bisnieta de uno de los constructores originales de estas naves solicitó comprarla. Ante esta propuesta, el gobierno accedió y la vendió por 5 mil dólares, ya que era considerada chatarra.

Finalmente, en 1988 comenzó la restauración de una embarcación con fines museísticos. Años después, la visita de turistas extranjeros motivó su navegación en el lago Titicaca, lo que llevó a reconstruir su motor durante dos años. Desde entonces, la embarcación funciona como un museo portátil en el lago.