El quechua y aymara en retroceso, denuncian grave crisis pedagógica en Puno


El quechua y aymara en retroceso
El quechua y aymara en retroceso

Especialistas denuncian falta de metodología, currículo inadecuado y ausencia de docentes formados en EIB

Guillermo Valeriano, docente del Instituto de Idiomas en lengua originaria quechua, advierte que la enseñanza del quechua y el aymara atraviesa una seria crisis pedagógica. Señala que faltan estrategias metodológicas sólidas para aprender y enseñar ambos idiomas, debido a que no existen docentes con una formación específica en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) que responda a las verdaderas necesidades lingüísticas. En Puno, afirma, las capacitaciones prácticamente han desaparecido, dejando a cada profesor improvisar como puede en sus aulas.

Valeriano sostiene que el principal error radica en intentar calcar el currículo de castellano al quechua, un proceso que invisibiliza la estructura, oralidad y dinámica propia de las lenguas originarias. Para corregir ello, propone un currículo diseñado exclusivamente para el quechua y el aymara, con aprobación de la DREP y participación académica de las universidades. Este currículo debería definir con claridad qué va a leer y escribir el estudiante, cómo se trabajará la oralidad y qué contenidos corresponden a cada nivel educativo.

El docente explica que en el Instituto de Idiomas se evalúan cinco indicadores fundamentales: oralidad, fluidez, vocabulario, comprensión y uso de la lengua; mientras que el Ministerio de Educación solo considera tres, reproduciendo un pensamiento pedagógico “idéntico” al del castellano y sin reconocer la complejidad real del quechua y del aymara. Esta reducción, advierte, afecta directamente el aprendizaje, sobre todo en contextos urbanos donde existe menor exposición a hablantes nativos y donde el idioma suele mezclarse con castellano y, en algunos casos, también con aymara.

Entre las estrategias urgentes para fortalecer el aprendizaje, Valeriano destaca el uso de canciones para mejorar la oralidad, la producción de textos, la comprensión lectora, las tarjetas lexicales y otros recursos que permitan enriquecer vocabulario y promover un entorno lingüístico más activo. Sin estas herramientas insiste las lenguas originarias seguirán debilitándose en el espacio educativo, mientras los estudiantes continúan recibiendo una formación que no responde a la realidad multicultural de Puno.