La junta militar decreta siete días de luto, mientras la Cruz Roja pide más de 100 millones de dólares para ayudar a las víctimas del devastador sismo
El terremoto de magnitud 7,7 que golpeó Myanmar la semana pasada ha dejado más de 1.700 muertos, 3.400 heridos y al menos 300 desaparecidos, según informaron las autoridades locales. En respuesta a la tragedia, la junta militar gobernante ha decretado siete días de luto, durante los cuales las banderas ondearán a media asta en todo el país en honor a las víctimas.
El jefe de la junta, Min Aung Hlaing, visitó a algunos de los heridos en un hospital militar de la capital, Naipyidó, y solicitó a los servicios de salud que proporcionen toda la ayuda posible a los afectados. Además, la Cruz Roja Internacional ha lanzado un llamado urgente de ayuda, solicitando 115 millones de dólares (aproximadamente 106 millones de euros) para asistir a las víctimas del terremoto y las réplicas que continuaron golpeando la región.
En un comunicado, Alexander Matheou, director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja para Asia-Pacífico, destacó que este desastre no solo representa una catástrofe natural, sino también una grave crisis humanitaria que se agrava por las condiciones previas de vulnerabilidad, como el desplazamiento masivo de la población y la inseguridad alimentaria. Con la llegada de la temporada de monzones y altas temperaturas, las necesidades de la población son aún más urgentes.
Mientras tanto, equipos de rescate internacionales, incluidos los de China, continúan sus operaciones. En Mandalay, a tan solo 20 kilómetros del epicentro del terremoto, se han logrado rescatar a varios sobrevivientes, incluidos una mujer embarazada y un niño de cinco años, entre los escombros de edificios colapsados. A pesar de los esfuerzos continuos, las autoridades aún no han informado sobre la localización de más personas con vida.
La magnitud de la tragedia ha puesto de manifiesto la necesidad de una respuesta humanitaria sostenida, mientras Myanmar lidia con las secuelas de un conflicto político prolongado y condiciones de vida precarias para muchas de sus poblaciones más afectadas.
Fuente: Infobae