Especialistas destacan la importancia de la sensibilización, el diagnóstico temprano y la necesidad de mejorar la inclusión en las instituciones educativas.
En el marco del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo que se recuerda cada 2 de abril de cada año, la profesora Marta Pacori Herrera, coordinadora de Servicios de Apoyo y Asesoramiento para la Atención a las Necesidades Educativas Especiales del CB Niño Jesús de Praga en Puno (SAANEE), junto con la psicóloga Lucía Choque, abordaron la importancia del autismo en la sociedad y su impacto en la educación.
En ese sentido, Pacori Herrera, enfatizó que el autismo no debe ser considerado una discapacidad, sino una condición neurosensorial que afecta a niños, niñas y adultos, muchos de los cuales no han sido diagnosticados. Resaltó la importancia de la sensibilización para fomentar una educación inclusiva, recordando que hace años la segregación de estudiantes con necesidades especiales era una realidad y que, con el paso del tiempo, la integración educativa ha dado paso a un enfoque inclusivo.
Asimismo, enfatizó que uno de los rasgos característicos del autismo es la ecolalia, que se manifiesta en la repetición de palabras o frases sin una aparente intención comunicativa. Además, señaló que, estos niños suelen mostrar patrones de interacción social diferentes, como evitar el contacto visual, rechazar las caricias o mostrar conductas repetitivas, como aletear las manos o moverse de un lado a otro.
Por su parte, Lucía Choque, psicóloga del equipo de apoyo, explicó que, durante muchos años, los niños con autismo eran erróneamente diagnosticados con discapacidad intelectual, lo que dificultaba su correcta atención. Sin embargo, el diagnóstico sigue siendo un desafío en la región, ya que en Puno y Juliaca no hay especialistas capacitados para identificar el autismo de manera precisa, obligando a las familias a viajar a Lima para obtener una evaluación adecuada.
“Los signos de alerta del autismo pueden identificarse desde los 18 meses de edad, incluyendo la falta de contacto visual, la escasa socialización y la preferencia por el juego repetitivo y estructurado, no obstante, cada caso es diferente, y algunos niños pueden presentar signos de manera más temprana o tardía”, dijo.
Recordó además que, en el Perú, la norma técnica N°447-2020 del Ministerio de Educación establece que todas las instituciones educativas deben garantizar la inclusión de estudiantes con discapacidad, reservando al menos dos cupos por aula para niños con estas condiciones. Sin embargo, la realidad es distinta, ya que muchas familias enfrentan obstáculos en la matrícula debido a la falta de capacitación docente y la escasa infraestructura adaptada para atender a estos estudiantes.