Historia, historia, cuántas travesuras se cometen en tu nombre


Puno ciudad (Foto Referencia)
Puno ciudad (Foto Referencia)

Por: Jaime Barrientos

Las historias tejidas, escritas y narradas por puneños sobre los acontecimientos que sucedieron en Puno para que fueran retenidos en la memoria cultural de los pueblos, han padecido de inexactitud. Esas inconsistencias históricas fueron estructuradas y contadas por historiadores locales que desde el siglo XIX y pasada la declaración de la Independencia del Perú, es decir, hace más de 200 años, lo que hicieron fue endulzar la realidad o decorarla, según sea su beneficio familiar o territorial. Muchas historias, en especial las de revueltas indígenas contra el gamonalismo latifundista, lucen como protagonistas directos y hasta heroicos a allegados y familiares del historiador de turno que oculta verdad y encubre realidad.

En algunos casos, la historia investigada y contada por puneños, muchos de los cuales recopilaron datos circunstancialmente y procedieron sinceramente motivados por sus hallazgos documentales, pero actuaron empíricamente, armando historias que decoran realidades, pero no las analizan serenamente.

¿Es culpa de ellos la distorsión?

Aunque parezca paradoja, esas narrativas históricas en su tiempo, no fueron demérito ni demandaron contrastación y verificación, al contrario, fueron aportes bien recibidos por la colectividad que no sabía distinguir entre realidad y falsedad histórica y menos, el encubrimiento de unos hechos para resaltar otros. Así, deliberadamente se construyó y barnizó pasajes históricos sobre la base de personas, acontecimientos y actos destacables, sin analizar contextos sociales y económicos, ni menos las tendencias ideológicas y forja de mentalidades. Respecto a eso hay responsabilidad directa en los historiadores empíricos, pero, también en la población lectora, cuya responsabilidad es complementaria e indirecta

En ese largo tiempo una numerosa cantidad de relatos supuestamente reales, fríos y verídicos no fueron sino construcción arbitraria o sesgada de la realidad, como, por ejemplo, las fechas, días y calendarios sobre la supuesta fundación de la ciudad de Puno en el aciago tiempo de la revuelta de los hermanos Salcedo en Laykakota. Sobre ese hecho se cuentan varias historias y se enfatizan unas verdades y se ignoran otras.

Esos y muchos otros relatos llamados “historias” más que nada fueron compendio y síntesis de emociones antes que efectiva contrastación de hechos verídicos, de por sí elusivos y aún críticos. No fueron, sino aportes emocionales revestidos con ropajes de historia sin serlo realmente. Además, la precariedad de la historia investigada en Puno es tal que muchos acontecimientos importantes ni siquiera han sido tomados en cuenta, como la formación de Partidos Políticos y sus trayectorias o las insurgencias militares contra otros militares, etc.

Y caminando hacia actores mayores tenemos desde Lima la veracidad histórica, padecemos el caso de las varias “Historias del Perú” desde la colonia y la República o de las diferentes historias del “Perú Profundo” que conforman esta realidad Geográfica y Legislativa de hoy, donde se dimensiona unos hechos y se precariza otros, por la vigencia de corrientes y tendencias. Recién a partir de los años 70 del siglo pasado surgió una embrionaria corriente académica e historiográfica, lo que nunca sucedió en Puno, donde la historia es, hasta ahora, patrimonio de plausibles entusiasmos o de inclinaciones sesgadas.

¿Qué hacer frente a ello?

En toda esta narrativa lo interesante y urgente es que nazca en la ciudad de Puno y por acción de presión social la voluntad de crear una Facultad o Programa de Historia para que, desde La Universidad Nacional del Altiplano, acreditada y creíble, surjan profesionales de la investigación histórica que sienten reales bases para comprender las varias edades que han sucedido en Puno.

Este es el reto del tiempo actual, requerimos que la historiografía y la academia investigativa sustituyan al entusiasmo de los muchos historiadores espontáneos y que aparezcan pocos, pero buenos historiadores en Puno. Algo hay en vitrina, pero la vitrina por momentos es opaca y no alumbra como es debido. Es urgente que, para construir la real identidad y efectivo sentido de pertenencia, nos despojemos de mitos y aprendamos a saber qué se hizo realmente en el pasado y si este pasado puede aún influir en la fragua de nuestro presente tan evanescente e inestable.