Historiador puneño llama a preservar la memoria cultural en el aniversario 357.º de la ciudad


Historiador puneño
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René Cáslin Anco destaca la importancia de recordar los orígenes de Puno como parte de su identidad y legado histórico

En el marco de las celebraciones por el 357.º aniversario de la Ciudad de Plata, el reconocido escritor e historiador puneño René Cáslin Anco resaltó la necesidad de preservar la memoria cultural de Puno como una tarea esencial para comprender su presente y fortalecer su identidad colectiva. Durante su exposición, titulada “Pinceladas históricas de Puno”, el investigador compartió parte de su vasto trabajo de recopilación de información sobre los orígenes de la región y la provincia de Puno, resultado de varios años de investigación y análisis documental.

Cáslin recordó que los primeros vestigios humanos hallados en el territorio puneño datan de hace más de diez mil años, cuando las aguas del lago Titicaca eran saladas y el entorno extremadamente árido. En lugares como Salcedo se hallaron manifestaciones de arte rupestre que confirman la presencia de antiguas comunidades dedicadas a la caza y la recolección. Con el paso del tiempo, explicó, se consolidaron civilizaciones más complejas como la de Pukara, reconocida como el primer pueblo del altiplano en alcanzar un importante desarrollo cultural y artístico hace más de tres milenios.

El historiador destacó también la influencia de la cultura Tiwanaku, que extendió su presencia desde las riberas de Puno hasta el valle del Vilcanota, y la organización de los reinos Qolla y Lupaka, predecesores de la expansión incaica. En ese contexto, el antiguo poblado de Pukuyu hoy Puno adquirió relevancia estratégica al convertirse en un punto de conexión del Qhapaq Ñan, la gran red vial que unía el altiplano con otras regiones del Tahuantinsuyo. Este espacio, con el tiempo, se transformó en el centro de lo que sería la actual ciudad de Puno.

Asimismo, recordó que el 9 de septiembre de 1668 se fundó oficialmente la Villa de Puno sobre el antiguo asentamiento de Pukuyu, según consta en los registros de la Real Audiencia del Cusco. Aquella fecha, precisó, marca el inicio del templo colonial y el proceso de urbanización virreinal que definiría la fisonomía de la ciudad. Décadas más tarde, en 1784, se instauró la Intendencia de Puno, con las provincias de Azángaro, Carabaya, Chucuito, Lampa y Huancané, consolidando su estructura administrativa dentro del virreinato peruano.

Finalmente, René Cáslin subrayó que recordar los orígenes de la ciudad no es solo un acto académico, sino un deber moral de las nuevas generaciones para mantener viva la esencia del pueblo puneño. “Preservar la memoria histórica indicó es preservar el alma de Puno, una tierra que guarda los vestigios de las civilizaciones más antiguas del altiplano y que continúa siendo el corazón cultural del sur andino”.