Analistas políticos critica el cronograma por omisiones clave y la incertidumbre generada, mientras alertan sobre la proliferación de partidos sin propuestas ideológicas claras.
El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) oficializó mediante la Resolución N.º 226-2024-JNE, publicada en edición extraordinaria del diario oficial El Peruano, el cronograma electoral que regirá las Elecciones Generales 2026. Sin embargo, este anuncio ha despertado una serie de cuestionamientos por parte de analistas políticos, entre ellos Julio Zeballos, quien alertó sobre vacíos en el calendario y una preocupante inestabilidad normativa.
Según lo establecido por el JNE, los partidos políticos tienen hasta el 12 de abril de 2025 para inscribirse en el Registro de Organizaciones Políticas. A partir de allí, se desencadenan fechas clave como el cierre del padrón electoral el 14 de octubre, las elecciones internas el 30 de noviembre, y la presentación de fórmulas presidenciales y listas congresales hasta el 23 de diciembre.
No obstante, Zeballos expresó su preocupación al afirmar que el cronograma parece “hecho a gusto del Congreso”, debido a la omisión de fechas importantes como el sorteo oficial de ubicación de partidos en la cédula electoral. “No hay transparencia ni orden en este proceso. Se están acomodando las reglas en medio del partido”, señaló.
Además, advirtió que la falta de claridad sobre la inscripción final de partidos políticos y alianzas, así como la inclusión de “invitados” fuera del padrón cerrado, podría generar un escenario de incertidumbre y falta de legitimidad.
En cuanto a la proliferación de agrupaciones políticas, indicó que, de los más de 40 partidos inscritos actualmente, probablemente entre 20 y 22 participarán finalmente en las elecciones. Sin embargo, criticó que muchas de estas organizaciones carecen de propuestas ideológicas claras, principios y bases sólidas. “Los partidos de hoy no tienen moral ni ideología. Se han convertido en negocios y trampolines para conseguir trabajo o poder político”, puntualizó.
Finalmente, recordó que este tipo de prácticas ya se han visto en procesos anteriores, donde cambios en las normas electorales se realizaron en pleno desarrollo del proceso, generando dudas sobre la imparcialidad de las instituciones. “La democracia se está reduciendo a intercambios de favores y oportunidades personales, dejando de lado las verdaderas necesidades del país”, concluyó.