Omar Aramayo reflexiona sobre cómo la celebración ha transformado su esencia y se ha convertido en una atracción internacional
Omar Aramayo, historiador e investigador de las costumbres puneñas, se refirió a la Festividad de la Virgen de la Candelaria y dijo que es una oportunidad donde se reúnen miles de ciudadanos del Perú y del extranjero. “Nuestra pequeña ciudad colonial, diseñada a finales del siglo XVIII y demarcada en 1950 por el general Deústua, se hace grande para recibir a muchas personas en el mes de febrero”, señaló.
Explicó que la Virgen María de la Candelaria vino con la colonia. “Es la Virgen de la conquista, de la candela. No solamente en Puno, en diversos lugares de América Latina, como en Tucumán, al norte de Colombia. Los españoles trajeron la fe a través de la Virgen Candelaria, que se hace visible en Puno desde los años de 1780. Es una Virgen de la colonia, que con el tiempo se ha mestizado”, recalcó.
Asimismo, consideró que, con el paso de los años, la Festividad de la Candelaria ha dejado de ser fiesta para convertirse en un gran espectáculo admirable y turístico, que vende y persuade la atención de europeos, americanos y norteamericanos. “Lo que hay en las fiestas de octava es turismo; vienen al espectáculo a contemplar, no vienen a participar de la fiesta”, dijo.
Agregó que la fiesta en la que participaban los visitantes no se ve desde los años 70 u 80, “cuando había vistas a las casas, al cementerio, a la cárcel, al mercado y la gente bailaba por el placer de bailar y festejar con la familia y otras familias, es decir, de socializar”, indicó. Y agregó que la festividad se ha convertido en una fiesta exhibicionista, donde las mujeres y hombres muestran su cuerpo con los trajes.