Fernando Chuquipiunta
La provincia de El Collao-Ilave tiene, sin duda alguna, un gran aporte cultural e intelectual para la región Puno, ya que cuenta con personajes ilustres como Emilio Vásquez Chamorro, Mariano Vicente Cuentas, Francisco Mostajo, Enrique Gallegos Bermejo, Sabino Maquera Cotrado y Alberto Cuentas Zavala, que fue un notable escritor, poeta, periodista, historiador y tenaz expositor de los valores culturales, incluso participó en el libro “Poemas a Mariátegui”, prologado por el afamado escritor chileno Pablo Neruda, con los versos “Poema de la vida futura a José Carlos Mariátegui”.
Partiendo de esta premisa inicial, podemos señalar al profesor, novelista, cronista y narrador ilaveño, Luis Gallegos Arriola, que dejó de existir el jueves 13 de agosto del 2020, a pesar de su indiferencia hacia los premios, recibió en 1994 el galardón de la I Bienal del Cuento Regional “Rogelio Ecler Cutipa Zea” y asimismo, recibió el 10 de octubre del 2019 el homenaje literario de la Municipalidad Provincial de Puno, de la Dirección Desconcentrada del Ministerio de Cultura de Puno y del Colectivo Puno, Cultura y Folklore, por su invalorable aporte académico, artístico y humanístico a la cultura Peruana y Latinoamericana, con ocasión de sus 100 años de vida, que convocó a la ralea de la cultura puneña.
Luis Gallegos Arriola nació en el Barrio Santa Bárbara de Ilave, un 10 de octubre de 1919, hijo de don Justo Gallegos Bermejo y doña Maximiliana Arriola. Estudió en el Centro Escolar 895 de Ilave, siendo estudiante predilecto de otro gran profesor y escritor puneño Emilio Vázquez Chamorro. Luego estudió en el Colegio Nacional San Carlos de Puno, destacando desde entonces como un escritor talentoso.
Posteriormente, se trasladó a la ciudad de Tarma, donde trabajó en la Sociedad Ganadera del Pacífico, aprendiendo la crianza técnica de ovinos, luego se trasladó a las haciendas San Carlos y La Francesa del valle de Chanchamayo, aprendiendo de manera sorprendente las técnicas de los cultivos tropicales. También trabajó en los Núcleos Escolares Campesinos de Huariquisana en Ilave y Ollaraya en Yunguyo; años más tarde laboró en el Programa de Asistencia Social y Técnica a las Comunidades Campesinas del Área Andina de Perú, Bolivia y Ecuador.
Como bien diría Eduardo Paredes Chukiwanka: “En Bolivia laboró en los departamentos de Cochabamba, Oruro y Potosí, dejando siempre en alto el nombre de Perú. Fue el iniciador de lo que hoy se denomina Participación Ciudadana siendo su labor orientada a que los propios pobladores decidan en la forma más racional y sustentada lo que querían y necesitaban sin la arbitraria decisión de los Jefes o Directores de los Proyectos u organismos del Estado. Mientras en el Perú trabajó en el Instituto Indigenista, realizando investigaciones sociales y antropológicas, que hasta ahora son admiradas y alabadas en los Centros Académicos de alto nivel, por la minuciosidad y acuciosidad de las indagaciones, luego trabajó en la Sede Central del Instituto Indigenista llegando a ocupar el cargo de Director Nacional de Publicaciones. Y en Puno trabajó en el Programa Puno-Tambopata, en el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), en el Ministerio de Agricultura, en el Área de Comunidades Campesinas y luego fue Jefe de la Oficina de Relaciones Públicas de la Dirección Regional Agraria”.
Entre sus principales obras literarias están: Cuentos de rincón caliente, Cuentos del Qoñi Qucho, Las voces del viento, Barlovento, Manuel Z. Camacho y su Escuela en Utawilaya, Las minas del diablo, Las plagas y el olvido, Hermosa mañana, Lorenzo Cotillo y su tiempo, La orgía del moro, Historia social económica y cultural de la provincia de El Collao, Tiempo de amores en Saucamarca, La fiesta de la Tía Braulia, El Coronel de la Espada Virgen, Agonía y Muerte de José Salcedo, El Camarada Vicente, Los Paredes y la fiesta de las vicuñas, Memorias de un profesor, Pasaron las gaviotas. Violencia y muerte en el distante altiplano puneño, Réquiem para un ex alcalde y Vidas Paralelas,
No está demás señalar que en uno de los primeros “Cuentos del Qoñi Qucho”, se encuentra «El Cojudiometro», un extraño aparato que permite identificar las mentiras de los políticos, una herramienta muy útil para los tiempos actuales. Su literatura es así, entre la cruda realidad y la fantasía a la vez. Por esa razón, el trabajo intelectual de Luis Gallegos Arriola merece más atención de la crítica especializada de la literatura peruana.
Feliciano Padilla Chalco escribió que Luis Gallegos Arriola, en todos sus libros de cuentos, se muestra como cultor de un realismo decimonónico. Utiliza el relato para reflejar la realidad, sea para denunciar y; muchas veces a guisa de testimonio, para zaherir, como se ha podido colegir de los comentarios que anteceden a este párrafo. Todo lo dicho confirma que Vicente Achata Vargas cierra todo un ciclo de la narrativa puneña y Luis Gallegos es el puente, la bisagra entre aquella etapa y la narrativa de consolidación que comienza con Jorge Flórez Áybar.
Ignacio Frisancho Pineda refiere: que las historias que narra Luis Gallegos Arriola, generalmente nos hace sonreír, pero al mismo tiempo, nos llega al corazón y al cerebro, porque son, en algunos casos, las caricaturas de problemas profundos del alma de nuestros pueblos del Perú, o de la tragicomedia que suelen vivir los hombres que en ellos viven, en contraposición de los amaneceres y atardeceres que llenan de arreboles el cielo de Puno”.
Sin embargo, han transcurrido 05 meses de la muerte del notable escritor ilaveño Luis Gallegos Arriola, la Municipalidad Provincial de Ilave, el Gobierno Regional de Puno, la Dirección Regional de Educación de Puno, la Dirección Desconcentrada del Ministerio de Cultura de Puno, son las instituciones llamadas para publicar sus libros inéditos, ese sería, sin duda alguna, el mejor homenaje póstumo.