Tras una ola de crímenes y extorsiones, peruanos vuelven a las calles para exigir al Gobierno medidas urgentes contra la inseguridad
Perú vive una crisis de inseguridad sin precedentes, y los ciudadanos no están dispuestos a esperar más. Este viernes 28 de marzo, un grupo de artistas organizó la Marcha por la Paz, la segunda manifestación en menos de una semana para exigir medidas concretas del Gobierno en la lucha contra el crimen y las extorsiones que afectan tanto a pequeños comercios como a sectores como el transporte, la educación y el arte.
La marcha, que comenzó en el Parque José Luis Bustamante y Rivero, en San Isidro, se dirigió hacia el Ministerio del Interior, donde un grupo de artistas entregó un petitorio formal exigiendo mayor seguridad y acciones efectivas contra la delincuencia organizada. Este acto es una respuesta al creciente malestar social generado por la ola de violencia que azota al país.
La primera marcha, que se llevó a cabo el 21 de marzo, surgió tras el asesinato de Paul Flores, integrante de la popular agrupación de cumbia Armonía 10, quien fue víctima de la criminalidad en un país que atraviesa una fuerte crisis de seguridad. El caso de Flores generó una gran indignación y movilizó a miles de ciudadanos a las calles para exigir al Gobierno mayor protección. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica, y el eco de la marcha resuena con fuerza entre aquellos que se sienten vulnerables ante la delincuencia.
El Ministro del Interior, Juan José Santiváñez, fue censurado por el Congreso debido a su incapacidad para hacer frente a la ola de inseguridad, y el Gobierno declaró el estado de emergencia en Lima y Callao tras el asesinato de Flores. A pesar de estas medidas, los artistas y ciudadanos continúan demandando acciones concretas para frenar la violencia que afecta a todos los sectores de la sociedad.
A lo largo de esta movilización, artistas y agrupaciones musicales se unieron para alzar la voz en defensa de la paz, reclamando medidas de seguridad que protejan a los peruanos y aseguren un futuro libre de violencia. La movilización también reflejó la creciente frustración por las extorsiones que han afectado a diversas comunidades, desde pequeños negocios hasta sectores profesionales como el de la música y el transporte.