“Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo”: la última entrevista de Mario Vargas Llosa antes de partir


Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa

A sus 89 años, el Nobel peruano se despidió del mundo con la misma pasión que lo definió: la escritura. En su última entrevista con BBC Mundo, reflexionó sobre la vejez, la literatura, la muerte y el sentido de vivir creando

Mario Vargas Llosa, uno de los grandes titanes de la literatura latinoamericana, falleció este domingo en Lima a los 89 años. El Nobel de Literatura, autor de obras maestras como La ciudad y los perros, Conversación en la catedral y La fiesta del Chivo, deja un legado imborrable en las letras universales. En su última entrevista con BBC Mundo —realizada en 2019— dejó una serie de reflexiones conmovedoras y lúcidas sobre la vejez, el oficio de escribir, la política, la libertad y la muerte.

Desde su escritorio en Madrid, rodeado de libros y rituales diarios de trabajo, Vargas Llosa confesó que su ideal era vivir “una vida en plena efervescencia” hasta el final. «Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo, como un accidente», dijo con serenidad. Y así lo hizo: escribiendo hasta el último aliento.

Una vida de disciplina y pasión

Vargas Llosa atribuyó su longevidad creativa a la disciplina: trabajaba cada día de 10 de la mañana a 2 de la tarde, hacía ejercicio diariamente y mantenía una vida ordenada y enfocada en su pasión por la literatura.

“Trabajo siete días por semana, 12 meses al año. Y no tengo la sensación de que es un trabajo. Es un placer”, contaba.

Su escritorio lo acompañaban siempre los mismos símbolos: una copia del Times Literary Supplement, un busto de Balzac y su cuaderno de tinta.

Escritor y ciudadano: la literatura como responsabilidad

Vargas Llosa nunca quiso ser un escritor aislado del mundo. Participó activamente en la vida política y social de su país y del mundo, desde su candidatura presidencial en Perú hasta sus crónicas desde Irak.

“Desde muy joven he creído que ser escritor significa también una responsabilidad de tipo social y político. Nunca me ha seducido la idea del escritor retirado como Proust. Para mí eso sería inconcebible”.

Una generación que cambió el mundo

Fue el último gran exponente vivo del llamado “Boom Latinoamericano”, esa generación prodigiosa que redefinió la literatura del siglo XX: Borges, García Márquez, Cortázar, Fuentes, Rulfo y él. En la entrevista reflexionó con nostalgia sobre el papel que antes tenía el escritor como figura intelectual pública:

“Hoy las ideas son menos importantes que las imágenes. La cultura se ha banalizado. Antes los políticos querían retratarse con escritores; hoy, con futbolistas o influencers”.

La muerte, la vejez y el arte de recordar

Para Vargas Llosa, la muerte no era un tormento, sino parte de la maravilla de vivir. Su obra, en buena medida, nacía de la memoria:

“Mi imaginación siempre se ha alimentado de la memoria. Ciertas experiencias vividas me dejan imágenes que se convierten en obsesiones, en historias”.

Y, aunque reconocía que la literatura había explorado poco la vejez, veía en ella una etapa fértil, llena de lucidez y creatividad. Su último deseo fue claro: escribir hasta el final.

Legado y posteridad

¿Le preocupaba cómo sería recordado?

“Hombre, si pudiera elegir, me gustaría ser recordado fundamentalmente como escritor. Pero no trabajo para la muerte, trabajo para la vida”.

Mario Vargas Llosa ya es parte de la historia de la literatura. Pero más allá de premios, polémicas y aplausos, su mayor triunfo fue haberse mantenido fiel a su vocación: escribir con pasión, con disciplina, con lucidez… hasta el final.