Para asumir estos retos de Jesús, hay que empezar por aceptarnos a nosotros mismos, tal como somos y estamos, y al mismo tiempo también, aceptar la misericordia de Dios, que, al amarnos y comprendernos, nos posibilita tratar a los otros con la misma generosidad e incondicionalidad; puntualizó Víctor Igor Cárcamo párroco del templo San Juan Bautista de Puno.
“El amor a nosotros mismos no puede ser, sin más, el punto de referencia para tratar a los demás, porque descubrimos comportamientos de puro egoísmo, de inadaptación y falta de auto aceptación, que van de la mano con la irritabilidad o el descontento personal, el tener una autoestima demasiado elevada o excesivamente baja”, reflexionó el párroco en la misa dominical.
Finalmente, resaltó en su homilía que toda persona es amada por Dios a pesar de las limitaciones y dificultades; al tiempo de indicar que el amor verdadero no precisa los méritos del otro y que le amor de nuestro creador te hace capaz y fuerte para amarte a ti mismo y a tu prójimo.