La ex primera dama, condenada a 15 años por lavado de activos, solicitó asilo en Brasil minutos antes de su sentencia. São Paulo, ciudad clave en el caso Lava Jato, sería parte de un plan calculado para evitar la cárcel
La reciente condena contra la expareja presidencial Ollanta Humala y Nadine Heredia por lavado de activos ha dado un giro internacional. Minutos antes de que el Tercer Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional leyera su sentencia de 15 años de prisión efectiva, la ex primera dama solicitó asilo político en la embajada de Brasil en Lima.
El ingreso de Heredia a la sede diplomática brasileña ocurrió a las 11:15 a.m. del 15 de abril, apenas veinte minutos antes de que se emitiera el fallo judicial. De inmediato, el tribunal ordenó su captura, pero ya se encontraba bajo protección diplomática.
Según el abogado Wilfredo Pedraza, esta decisión fue tomada “en el minuto” en que se ejecutó la condena, aunque fuentes judiciales sostienen que la solicitud de asilo venía siendo preparada desde noviembre o diciembre de 2024, cuando ya se proyectaba un fallo adverso.
São Paulo: ¿Una elección al azar?
La ciudad brasileña a la que se dirigió Heredia no fue elegida al azar. São Paulo no solo representa el núcleo económico del país, sino que también alberga la sede principal de la constructora Novonor (ex Odebrecht), la misma que entregó los aportes ilícitos al Partido Nacionalista según la sentencia peruana.
En esta ciudad se coordinaron muchas de las declaraciones del proceso Lava Jato, ahora parcialmente anulado en Brasil, lo que refuerza su valor simbólico y estratégico para la defensa de Heredia. Además, São Paulo ofrece mayor seguridad y menor exposición mediática que otras ciudades como Río de Janeiro o Brasilia.
El factor Lula y la conexión Lava Jato
La sentencia peruana valida declaraciones de Jorge Barata y Marcelo Odebrecht, quienes aseguraron que el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva intervino para canalizar aportes hacia la campaña de Humala en 2011. Esto convierte el caso en un asunto de interés político también en Brasil.
Desde el entorno de Heredia se argumenta que su condena fue “arbitraria” y parte de una persecución judicial, narrativa que podría ser clave para que el gobierno de Lula mantenga el asilo concedido.
¿Y si Brasil revoca el asilo?
Incluso si en el futuro Brasil decidiera revocar el asilo, las leyes brasileñas y los tratados internacionales impiden que Heredia sea extraditada por causas ya anuladas en ese país. En todo caso, se le debería permitir viajar a un tercer país donde su integridad no esté comprometida.
¿Refugio o fuga calculada?
El ingreso a la embajada, la elección de São Paulo y la anulación del Lava Jato en Brasil forman un tablero cuidadosamente armado. Nadine Heredia no solo busca protección política, sino un entorno jurídico que cuestione la legitimidad de su condena en Perú.
Mientras tanto, la justicia peruana deberá enfrentar el desafío de hacer valer sus decisiones en un contexto internacional cada vez más complejo.