En su última audiencia general de 2025, el pontífice destacó el valor espiritual del Jubileo, lamentó los conflictos armados y el fallecimiento de su predecesor, y exhortó a agradecer y pedir perdón al concluir el Año Santo.
El papa León XIV clausuró la última audiencia general del año en la plaza de San Pedro con un mensaje marcado por el dolor de la guerra y el recuerdo del “añorado” Francisco. Ante miles de fieles, el pontífice realizó un balance de 2025, un año que —dijo— combinó motivos de celebración con pérdidas profundas, y llamó a la reflexión en la antesala de la clausura del Año Santo.
Durante su catequesis, León XIV destacó el carácter dual del año que termina: por un lado, la peregrinación de millones de fieles con ocasión del Jubileo 2025, iniciado por su predecesor y que culminará el 6 de enero; por otro, los episodios dolorosos, especialmente el fallecimiento de Francisco en abril y los conflictos armados que continúan devastando diversas regiones del mundo. Subrayó el valor espiritual y comunitario del Jubileo, recordando que la vida cristiana es un camino cuya meta última es el encuentro con Dios.
En su mensaje final, el Papa exhortó a un examen honesto al concluir el año, invitando a agradecer los dones recibidos y a pedir perdón por no haberlos aprovechado plenamente. La jornada tuvo un marcado carácter simbólico: antes de la audiencia recorrió la plaza en el papamóvil, bendijo a numerosos niños y saludó a un grupo de jóvenes palestinos presentes por el Jubileo. Como cierre del ciclo litúrgico, León XIV presidirá la última misa del año en la basílica de San Pedro, donde se entonará el tradicional ‘Te Deum’ en señal de gratitud.