El papa argentino rompió otra tradición: será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, el templo mariano más antiguo de Roma, que visitaba antes y después de cada viaje apostólico
Jorge Mario Bergoglio, conocido por el mundo como el Papa Francisco, falleció el pasado 21 de abril a los 88 años dejando tras de sí un legado de rupturas, símbolos y gestos que transformaron la figura del sumo pontífice. Fiel a ese estilo, incluso en la muerte marcó un precedente: no será enterrado en las grutas de la Basílica de San Pedro, como la mayoría de sus predecesores, sino en Santa María la Mayor, uno de los templos más antiguos y queridos de Roma.
«Quiero que mi último viaje terrenal termine precisamente en este antiguo santuario mariano», escribió Francisco en su testamento. Y es que esta basílica, construida en el lugar de una milagrosa nevada veraniega del siglo IV, fue un sitio clave en su pontificado: allí rezaba antes y después de cada viaje apostólico.
Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de Roma y guarda siglos de historia, arte y devoción. Es el templo donde reposan otros siete Papas, incluyendo San Pío V y Clemente IX, además de figuras como el escultor Gian Lorenzo Bernini y Paulina Bonaparte. La iglesia también está profundamente ligada a la orden jesuita —fundada por San Ignacio de Loyola, quien celebró allí su primera misa— y a la historia de España y Argentina, países con fuerte vínculo con el pontífice.
La tumba de Francisco ya está lista, según confirmó él mismo en el libro «El sucesor». Su deseo fue claro: ser enterrado “en la tierra, sencillo, sin decoración particular”, con una inscripción que diga solamente “Franciscus”.
Este gesto, sencillo pero cargado de simbolismo, vuelve a reflejar su estilo pastoral, cercano, alejado del boato y centrado en el mensaje. Para muchos fieles, su elección hará que Santa María la Mayor gane un nuevo lugar en el corazón de la Iglesia católica.
Aunque su decisión fue celebrada por muchos, también hubo argentinos que lamentaron que nunca visitara su país natal como Papa. Pero como dijo una mujer frente al templo romano: “Aquí va a estar el Papa Francisco, el santo de la misericordia”. Y eso, para muchos, lo dice todo.