La presidenta Boluarte generó una ola de indignación al minimizar las muertes de las protestas de 2022 y 2023, acusando a los manifestantes de ser «golpistas». La respuesta del Congreso fue inmediata
El discurso de Dina Boluarte ante el Congreso, con motivo del 28 de julio, desató una fuerte protesta por parte de congresistas de izquierda, quienes interrumpieron su intervención luego de que la presidenta minimizara las muertes ocurridas durante las protestas en contra de su gobierno en 2022 y 2023. Lejos de mostrar empatía o asumir responsabilidades por la represión estatal que dejó decenas de muertos, Boluarte culpó a los manifestantes de ser “golpistas” y de ser los responsables del caos en el país, generando un rechazo inmediato en el Hemiciclo.
La intervención de la mandataria, lejos de contener un gesto de autocrítica, fue vista como una insensibilidad hacia las víctimas de las protestas, lo que provocó la indignación de los parlamentarios como Wilson Quispe y Ruth Luque. Con evidente enojo, ambos congresistas alzaron la voz y denunciaron lo que consideraron una burla a la memoria de los fallecidos, acusando a la presidenta de cinismo al evadir cualquier responsabilidad por la violencia ejercida por el Estado.
Wilson Quispe, mostrando un cartel con la frase «El pueblo no se rinde» y «Justicia para el pueblo», se levantó y se colocó en el centro del Hemiciclo para asegurarse de que su mensaje fuera visto por la presidenta. Mientras tanto, Ruth Luque sostenía un cartel con la foto de uno de los asesinados en su región, visibilizando de forma directa la tragedia ocurrida bajo el gobierno de Boluarte.
A estas protestas se unió también Jaime Quito, quien alzó una banderola con la frase «Dina, el pueblo te repudia». Sin embargo, estas manifestaciones fueron minimizadas por el presidente del Congreso, José Jerí, quien instó a los congresistas a mantener el orden, advirtiendo que los que no lo hicieran serían suspendidos. De este modo, la presidenta Boluarte no fue cuestionada de forma directa en el Hemiciclo, pero la tensión entre el Congreso y el Ejecutivo quedó patente.
Afuera del Congreso, la indignación también se dejó sentir. Horas antes del discurso, alrededor de 40 ciudadanos se reunieron en los alrededores de la Plaza de Armas, portando ataúdes simbólicos con los rostros de sus familiares fallecidos durante las protestas de 2022 y 2023. La manifestación fue rápidamente dispersada por la policía, que los redirigió hacia los exteriores del Palacio de Justicia, pero la movilización no terminó ahí. Otros ciudadanos se unieron al grupo, exigiendo justicia por las víctimas y anunciaron que seguirán luchando por visibilizar lo que consideran una impunidad por parte del gobierno frente a los crímenes cometidos durante la represión estatal.
Mientras tanto, dentro del Congreso, el parlamentario Roberto Sánchez también aprovechó la ocasión para mostrar un cartel pidiendo la libertad de Pedro Castillo, ex presidente actualmente enfrentando juicio por intento de golpe de Estado.
El discurso de Dina Boluarte, lejos de calmar los ánimos, ha generado una división aún más profunda entre el Ejecutivo y sectores de izquierda, lo que deja en evidencia que la reconciliación con las víctimas de las protestas sigue siendo un tema pendiente y una herida abierta en la política peruana.