El bombardeo a la Iglesia de la Sagrada Familia, refugio de desplazados, deja víctimas fatales y conmueve al mundo. Israel investiga lo sucedido
Este jueves, la única iglesia católica en la Franja de Gaza, la Iglesia de la Sagrada Familia, fue atacada durante un bombardeo aéreo que dejó al menos dos muertos y seis personas heridas, entre ellas su párroco, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli. La parroquia, que había servido como refugio para cientos de desplazados debido al conflicto armado, sufrió graves daños estructurales.
El ataque, ocurrido en el norte de Gaza, ha conmocionado a la comunidad internacional. El Patriarcado Latino de Jerusalén confirmó que entre los heridos se encontraba el padre Romanelli, quien fue atendido en un centro de salud tras recibir lesiones leves. Sin embargo, las víctimas fatales fueron identificadas como un hombre y una mujer, mientras que otros resultaron gravemente heridos, incluido un niño con discapacidad.
La iglesia albergaba cerca de 500 refugiados, tanto cristianos como musulmanes, que habían perdido sus hogares debido a los enfrentamientos. La comunidad internacional, incluido el Papa Francisco, expresó su solidaridad con los afectados y renovó su llamado a un cese al fuego inmediato en la región. La Santa Sede también subrayó que nada justifica los ataques a civiles ni a lugares de culto.
Por su parte, el ejército israelí aseguró que están investigando las circunstancias del ataque, asegurando que no atacan sitios religiosos intencionalmente. Sin embargo, organismos como Cáritas Jerusalén han condenado el ataque, señalando que violar los refugios humanitarios es una grave violación del derecho internacional.
Este acto se suma a una larga serie de ataques en Gaza, donde más de 800 mezquitas han sido destruidas, y donde la Iglesia de la Sagrada Familia representa un símbolo de esperanza y refugio para los más vulnerables. La situación sigue siendo crítica, y la comunidad internacional continúa exigiendo justicia y un alto al fuego en la región.