Estudiante denuncia maltrato psicológico de docente de la Universidad Nacional de Juliaca y exige respuesta inmediata de las autoridades


Universidad de Juliaca

Según la denunciante, quien solicitó mantener su identidad en el anonimato por temor a represalias, varios estudiantes han reportado situaciones similares

Una estudiante de la Universidad Nacional de Juliaca (UNAJ) ha denunciado públicamente, a través de Radio Onda Azul, una serie de actos de presunto maltrato psicológico por parte de la nutricionista Margot Apaza V., quien es encargada del comedor universitario. Según la denunciante, quien solicitó mantener su identidad en el anonimato por temor a represalias, varios estudiantes han reportado situaciones similares, las cuales han sido puestas en conocimiento de las autoridades universitarias, pero hasta la fecha no se ha tomado ninguna acción efectiva.

La estudiante detalló que al menos tres casos han sido reportados formalmente a la Defensa Universitaria, uno de los cuales involucra a una compañera que, debido a encontrarse mal de salud y portar una gorra, fue rechazada al ingreso del comedor. Según la denunciante, esta situación es solo un ejemplo de un patrón de maltrato que persiste en la universidad.

«La universidad no ha tomado en cuenta nuestras denuncias, incluso después de que presentamos pruebas documentadas. Los casos han sido archivados y, en algunos, desaparecidos», indicó la estudiante, quien también mostró su indignación por la falta de respuesta de la casa superior de estudios, ante los reclamos de los estudiantes. «Nosotros hemos presentado documentos, pero lo único que recibimos fueron respuestas copiadas y pegadas, sin un verdadero análisis de la situación», expresó.

A pesar de que los estudiantes han hecho públicos sus reclamos mediante pronunciamientos oficiales, la respuesta de las autoridades de la UNAJ, ha sido nula. Motivo por el cual hizo un llamado a la Defensoría del Pueblo para que intervenga y se asegure de que se tomen las acciones necesarias para esclarecer los hechos y garantizar un ambiente académico libre de acoso y discriminación.

«Es lamentable que nuestras autoridades no nos escuchen. La universidad debe ser un espacio seguro para todos los estudiantes, pero lo que estamos viviendo es una situación completamente diferente. Muchos compañeros tienen miedo de hablar, pero no podemos quedarnos callados», expresó.