Medida fue justificada por presuntas faltas de la universidad en temas de antisemitismo y vínculos con el Partido Comunista Chino; estudiantes internacionales actuales tienen 72 horas para transferirse.
La administración del presidente Donald Trump ha prohibido a la Universidad de Harvard matricular a nuevos estudiantes extranjeros, revocando su participación en el Programa de Estudiantes y Visitantes Extranjeros. La medida fue comunicada mediante una carta firmada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien acusó a la institución de fomentar la violencia, el antisemitismo y de colaborar con el Partido Comunista Chino. Además, se congelaron fondos federales por un valor de 2.200 millones de dólares destinados a la universidad.
Según la carta, los estudiantes internacionales actualmente inscritos en Harvard deben transferirse a otras instituciones en un plazo de 72 horas o enfrentar la pérdida de su estatus legal en Estados Unidos. Noem enfatizó que la admisión de estudiantes extranjeros es un privilegio, no un derecho, y criticó a Harvard por no corregir su conducta pese a múltiples advertencias. La universidad ha sido acusada de permitir que agitadores antiestadounidenses y proterroristas alteren el entorno académico, creando un ambiente inseguro para estudiantes judíos.
Esta decisión se produce en medio de una creciente tensión entre el gobierno federal y Harvard, marcada por acusaciones sobre la tolerancia al antisemitismo y la promoción de políticas de diversidad sexual y racial en el campus. La prohibición podría tener implicaciones significativas para la comunidad académica internacional y plantea preguntas sobre la autonomía de las instituciones educativas frente a las políticas gubernamentales.