La Catedral de Puno se construyó en casi 90 años. Padre, hijos y nietos trabajaron en un mismo proyecto por amor a Dios. Cada persona que picaba la piedra ponía en cada piedra la inicial de su nombre. Y seguro que cada uno puso solo un grano de arena en esta construcción, pero lo hicieron con amor.
Esta catedral el fruto de pequeños actos. Cuántos frutos de conversión se han dado a partir de ello. Cuanta gente ha recibido la gracia de ser hijos de Dios por el Bautismo, cuántos recibieron por primera vez a Jesús Eucaristía en su Primera Comunión, cuántos recibieron la plenitud del Espíritu Santo en el sacramento de la confirmación.
Cuántos se dieron un si para toda la vida ante Dios para formar una familia, cuántos postrados en el suelo se levantaron siendo por la gracia de Dios sacerdotes para siempre.
¡Un acto de amar tiene frutos abundantes, Por eso Santa Teresita del Niño Jesús decía que Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, ¡sino el amor con las que se hacen estas obras!
Con el padre Alonso Carranza