El Papa Francisco, mediante una carta dirigida al arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, saludó a toda la feligresía peruana por el inicio del ‘mes morado’, el pasado 1 de octubre.
En la carta, el sumo pontífice se une a la oración de los peruanos “al Crucificado implorando su misericordia y el cese de la pandemia que aflige también a esa querida tierra”.
Francisco recuerda que el Señor de los Milagros, Cristo crucificado, es la prueba más hermosa del amor de Dios hacia el pueblo peruano. Se muestra como el “Emmanuel”, Dios-con-nosotros que, silencioso sale al encuentro de su gente para darle vida y consuelo, y abarcarlo en el abrazo inmutable de su misericordia y perdón”.
En su mensaje, el papa afirma que, aunque este año no se podrá llevar a cabo la procesión por las calles de la ciudad, Jesús “sigue compartiendo la incertidumbre y el sufrimiento de todos, especialmente, de los más pobres, excluidos y descartados”.
Asimismo, el Papa comparte sus sentimientos ante las pruebas a las que están expuestos tantos hermanos y hermanas a causa del virus, “que no sólo afecta a la salud, sino también a sus vidas, aumentando las injusticias, los sufrimientos, las incomprensiones que golpean la dignidad personal, sin distinción de pertenencia religiosa (…) me gustaría animarlos a mirar una vez más al Señor, Él no nos abandona; nos llama y nos abraza con un amor infinito que nos cura, nos conforta y nos salva”.
Fuente: Observatorio socio-eclesial