El párroco Carlos Alberto Londoño invitó a reflexionar sobre nuestras acciones y a ser luz en la vida cotidiana durante la festividad
El párroco del templo San Juan Bautista de Puno, Carlos Alberto Londoño Henao, durante la Víspera de la Octava en honor a la Santísima Virgen María de la Candelaria, dijo que María y José presentaron ante Dios lo mejor que tenían: su hijo Jesucristo, “a ese Dios que es luz. Por eso se celebra la luz, recordando la vigilia pascual, donde celebramos la resurrección de Jesucristo, la luz que no se apaga, que no tiene ocaso, que ilumina a todo hombre, nos la trajo la Virgen María, por eso ella es importante”, indicó.
Asimismo, reflexionó sobre la importancia de cuestionarnos: “¿Las manos nuestras estarán llenas de luz u oscuridad?”, ya que las manos expresan lo que hay en la mente y el corazón. “Nosotros podemos decir que no todo es malo, lo bueno que tenemos es luz: la alegría, la buena autoestima, el entusiasmo, las capacidades, los talentos, la manera de compartir sanamente con los demás. Jesús envía a los 12 discípulos para que vayan y anuncien la buena noticia, que es él mismo, es luz”, agregó.
Comentó que, a veces, le pedimos bienes a la Virgen María y ella, siendo tan buena, los da, pero muchas veces no sabemos asumirlos como luz, porque las personas, al recibirlos, se llenan de oscuridad. “Cuando las personas piden capacidades, y estas les suben el ego o empañan lo bueno, se convierten en personas egoístas. No sabemos corresponder porque no mantenemos la luz. Pidámosle a Dios, en esta noche de la bendición de las candelas, que nos dé la luz”, reflexionó Londoño Henao.
El párroco también cuestionó sobre la vida personal, familiar, laboral y social de las personas: “¿Con quién caminamos? ¿Con quién nos vamos a juntar estos días, cuando viene toda la festividad más fuerte a nivel de costumbre y cultura? ¿Seremos portadores de luz?”
Finalmente, invitó a todos a pedirle al buen Dios de la vida y a la Santísima Virgen María que nos haga portadores de luz.
